Capítulo II

440 71 19
                                    

Las nubes se tornan de un tono gris y se juntan para impedir que los rayos del sol llegue a donde nuestros pies.
Mis padres se despiden de mí por última vez, mi madre me deja un beso húmedo en la frente el cual limpio al instante.
<Tal vez llegue tarde>les hago saber y antes de que me lo nieguen me apresuro a la puerta.
Mis padres pueden llegar a ser algo ingenuos y más en estos días después de la mudanza.
Le ofrecieron un nuevo trabajo a mi madre el cual aceptó sin siquiera consultarlo con mi padre ni conmigo. Había estado planeado el asesinato perfecto por bastante tiempo, tenía a mi víctima justo donde la quería, faltaban unos pocos días para realizar el acto pero la mudanza interfirió por completo. Me frustraba el que una cosa estúpida pudiera echar a perder mi Perfecto plan, intenté hacer un berrinche de adolescente para impedir que nos mudáramos, por lo menos para quedarnos un poco más. Pero un hijo con caprichos falsos no detuvieron a mis padres.
Pero debido a mi comportamiento, una amiga de mi madre le dio a mis padres la idea que se debía al cambio de ciudad así que les sugirió que intentaran algo nuevo, le llaman "déjenlo, está creciendo y comienza a explorar algunas libertades" Suena tan estúpido que me hace reír, me gusta la forma en la que los adultos piensan de los menores, no tienen ni idea de lo que pasa.

Camino hacia la escuela hago una parada en el puente y saco del bolsillo de mi chamarra la bolsa de papel, con mi mano busco un cigarrillo, al encontrarlo, regreso la bolsa al bolsillo, coloco el cigarrillo entre mis labios mientras con mis manos busco en mi cuerpo algún encendedor.
Con el cigarrillo en la boca sigo mi camino dando caladas, paso por la parada del autobús de la escuela, me abro paso por todos los chicos y entre ellos noto al del otro día, quien salió corriendo con una arección, aún debe estar apenado por lo que gira su mirada al notarme entre ellos. No le muestro importancia y sigo mi camino a la escuela.
La única vez que tomé el autobús fue en mi primer día en la nueva escuela, al instante que puse un pie en él me decidí a salir pero el conductor de mierda me lo negó.  Lo maté unos días después. Pero no era solamente por el conductor, pasar  ese poco tiempo con los inútiles de la escuela me hicieron sentir deseos de matarlos a todos en ese instante. Soportar jueguitos de niñas o bromas sin sentido de chicos sin cerebro.
Lo habría hecho sin problema, quitarles la vida a todos ahí, pero no podía darme ese pequeño lujo, sería demasiado obvio que el único con vida haya sido yo y aún no era mi tiempo para ir a prisión, primero tenía que ejecutar mi plan perfecto.
Por eso camino a diario para la escuela.

Los pasillos están vacíos, el único sonido que mis oídos llegan a escuchar es el de mi respiración y el de mis pies contra el piso, lentamente me dirijo a mi clase, cuando llego a la puerta tocó un par de veces y unos segundos después se asoma el profesor.
<Perdí el autobús señor>miento fingiendo una voz agitada.
<Tramquilo, por lo menos estás aquí>dice amablemente con la garganta aclarada y me abre paso.
<Gracias señor>muestro una sonrisa falsa, camino hasta mi lugar sintiendo las miradas de todos. No les muestro importancia alguna, ahora mi sonrisa se pasa en una prepotente y tomo mi lugar.
Sus miradas aún siguen en mí a pesar de que el profesor ya ha continuado con la clase.
Y es que para conseguir lo que quiero  tengo que moldear bien a las personas. Con mis maestros soy un lame botas total, siempre prestando atención a sus clases, obteniendo buenas notas y de vez en cuando dándoles un pequeño regalo, todo depende del profesor.
Tengo diferentes personalidades con cada persona que conozco, todo depende de lo quiero obtener.
Las primeras dos clases pasan, la maestra deja el salón, agarro mi mochila para salir a mi receso pero unos cuantos chicos se juntan impidiendo el paso por la puerta.
<¿A dónde Way?>con los brazos cruzados pronuncia Bratt, su sonrisa muestra maldad. Este chico ha sido un problema desde que llegué, lo escuché referirse a mí como carne fresca, por lo que conmigo experimenta sus técnicas patéticas para molestar. Y yo, un indefenso chico nuevo nunca le haría daño a Bratt. Eso es lo que quiero que la gente crea cuando estoy cerca de él. Así cuando el tal Bratt desaparezca de esta vida, nadie sospeche de su víctima de abuso. ¿Ahora entienden cómo funciona?
<Mientras tú llegas tarde sin recibir nada como castigo, nosotros obtenemos una hora de detención>empuja mis hombros con algo de fuerza, pongo una cara de miedo que lo hace tener aún más seguridad de molestarme.
<S-supongo que los profesores me tienen más afecto>digo bajando mi tono de voz y agachando la cabeza.
Escondo mi rostro y sonrío ligeramente, es divertido hacerles creer a las personas algo totalmente contrario.
<Si el profesor no te hace nada, entonces lo haremos nosotros>interfiere un chico de la bolita.
Detrás mío ya se ha formado un círculo por los espectadores. Y eso le gusta a Bratt. Como un macho defendiendo su territorio.
<Te vamos a dar dos opciones, la primera es que te dejaremos ir pero antes te daremos una pequeña lección>su voz se torna grave y admiro como truena sus nudillos, niego con mi cabeza como si me aterrara<O simplemente puedes quitarte los pantalones y dejarlos aquí por el resto del receso>levanto la mirada para encontrármelo, miro sus ojos sin poner expresión alguna.
Una paliza o salir sin pantalones.
Me alejo dando dos pasos, la gente a mi alrededor está inmutada esperando a que algo suceda. Extiendo mis brazos hacia los costados, Bratt sonríe y comienza a dar pasos pesados hacia mí, las personas susurran. Veo al abusivo acercarse hasta llegar a una distancia razonable y lanza su primer golpe.
<¿Qué carajos?>confundido habla.
No recibí un golpe, en cambio, me agaché en el momento exacto para comenzar a desatar las agujetas de mis tenis. Me pongo de pie y bajo mis pantalones. Sonrío y le entrego mi ropa a Bratt.
<Con permiso Bratt>sonrío ligeramente y me abro paso entre los chicos que tapaban la puerta.
<¡Oigan miren, a Iero se le paró!>escucho a distancia como Bratt hace intentos por no quedar en total ridículo.
Camino por el patio, hay miradas sobre mí y risas pero no entiendo el porqué debería importarme, es gente estúpida.
Hubiera sido diferente si me estuviera pasando cuando mi cuerpo estaba regordete, ahora que perdí peso y algo más que mi estatura aumentó, no hay de qué avergonzarme.
Llegué hasta el lugar donde los maestros nunca se pasan, me gusta llamarlo mi lugar, y saco el último cigarrillo de la bolsa. Antes de encenderlo me quito la chamarra dejando ver el suéter que tenía debajo de esta.Debo admitir que el clima no ayuda y mis piernas comienzan a temblar. Así que me siento sobre la chamarra para darles algo de calor.
<Me parece que no tienes edad para fumar>escucho detrás de mí, maldigo entre labios.
Giro la mirada y suspiro de alivio al ver que es solamente el chico erección.
<Y me parece que tú no tienes la edad para juzgar>aclaro mi vista, al verlo apenado dejo ver una sonrisa torcida en mi rostro, me giro de nuevo para darle la espalda y por fin encender mi cigarro.
<Todos pensamos que te iba a golpear>dice acercándose a mí. Todos piensan lo que yo quiero.
No le respondo, no tengo por qué hacerlo.
Deja caer algo junto a mí, giro mi cabeza y me encuentro con mis pantalones.
<Lanzaron tus tenis por la ventana>tuerce sus labios y se agacha para sentarse junto a mí pero yo me pongo de pie al instante que el toca el pasto.
<Gracias>pronuncio en tono de pregunta, me agacho por los pantalones, con los labios sostengo mi cigarrillo mientras me coloco la ropa. El chico me mira, parece hipnotizarse. Subo el cierre de los pantalones y doy unos pasos adelante de donde se encuentra, miro a través de la reja que divide la escuela de la ciudad.
<¿Eres homosexual o algo por el estilo?>suelto de golpe y el humo sale al mismo tiempo de mi boca. El chico tartamudea un poco, sonrío sin mirarlo.
<Rayos no>responde intentado convencerme con una risita.
<Si, lo que digas>desvío mi mirada hacia el piso y me encuentro con una flor peculiar, me agacho y la arranco de sus raíces. Admiro lo suave que se ve.
<Pide un deseo>habla el chico. Giro los ojos. Y quiere negar su homosexualidad.
<¿Para qué?>me doy la vuelta y miro su cuerpo encogerse.
<Es lo que algunas personas suelen hacer con los dientes de León>relame sus labios apenado.
Le doy una calada profunda a mi cigarrillo, lo pongo entre mis labios una vez más, con una mano sostengo la planta mientras con la otra busco el encendedor.
Doy un paso para acercarme, hago que el aparato saque una flama y acerco la planta al fuego dejando que el fuego la consuma.
Al igual que la planta, mi cigarrillo se termina, tiro al pasto el resto, pongo un pie sobre él para asegurarme que no quede encendido.
El chico me mira extrañamente, me agacho ligeramente para acercarme a su rostro dejando un par de centímetros entre nosotros. Soplo el humo por su rostro, se ahoga con este y me alejo riendo ligeramente.
<¿Quieres hacer algo saliendo de clases?>meto ambas manos en los bolsillos de mi pantalón y miro hacia abajo donde el chico se encuentra.
La pregunta pareció haberle agradado ya que dejó ver una expresión alegre en su rostro.
<Mi madre me pidió ayuda para pintar su tienda>la sonrisa del chico se desvanece al instante, lo miro sin darle importancia.
<Bueno si quieres cambiar tus planes, ya sabes donde estaré>le digo ambos sabiendo a lo que me refiero, el chico sabe y se sonroja al recordar que me estuvo siguiendo por bastante tiempo.
Con un rápido movimiento tomo mi chamarra del suelo y me alejo para entrar de nuevo a clases dejando al chico en el patio.

&quot;Psychotic Kid&quot; [frerard]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora