Cambios

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A la mañana siguiente, Levi salió de la habitación en silencio observando a su alrededor; no tenia intenciones de escapar de nuevo sólo pensó que Eren seguía descansando en alguna parte o la otra habitación. Se peinó el cabello hacia atrás y continuó su camino a la cocina donde tomó una manzana del frutero. Luego se sentó junto a la mesa para terminar de comer la fruta. Eren apareció un momento después con una camisa blanca abierta hasta la mitad del dorso y el cabello húmedo revuelto pero sin estar fuera de lugar del todo. El aroma que despedía el cuerpo del castaño era sándalo, una fragancia exótica; balsámica e intensamente erótica. Levi no recordaba algún aroma similar, recordaba el de su padre, su madre y su hermana pero nada parecido a él. Por primera vez parecía que el oxígeno no llegaba a sus pulmones, dejó de comer y colocó la manzana en la mesa cuando el castaño pasó a su lado no sin antes dirigirle una mirada cargada de escepticismo. El pelinegro apartó la mirada mientras Eren abria el refrigerador con más fuerza de la necesaria.

-Buenos días, ¿has desayunado?

Levi negó con la cabeza apenas mirando de nueva cuenta a su custodio percatándose de que no le miraba, seguramente lo detestaba.

-No, hace poco desperté.

El castaño cerró la puerta del refrigerador, se acercó hacia la mesa y tomó la manzana de Levi para regresarla al frutero.

-Vamos, desayunaremos en un café, así verás algo más de la ciudad.

Levi quiso sonreír pero habia algo que no cuadraba y era inquietante.

-¿Puedo saber el motivo de tal cambio?

-Sólo sigo órdenes de Zeke, si de mi dependiera ya te habria enviado con un moño rumbo a Alemania pero tu futura pareja ha juzgado conveniente que vivas tus..experiencias, dentro de lo razonable claro está.

-Gracias..-murmuró el pelinegro.

Levi tuvo una pequeña esperanza al saber que el castaño habia intercedido por él aunque fuese un poco por lo que se levantó de su asiento y acortó distancia entre ambos en un abrazo a medio cuerpo al ser mucho más alto que él. Eren se congeló, estaba completamente rígido con los brazos a los costados; no se atrevió a hacer nada salvo respirar por miedo a perder el control de la situación. Sin embargo era diferente de lo que acostumbraba, una cosa eran los besos, los frotamientos, las caricias destinadas a provocarlo pero...era un simple abrazo de afecto y gratitud; tan cálido e inocente.

-«¿Lo haces a propósito cierto?»-

-No quiero que me lo agradezcas, no es cosa mía.

El castaño se apartó lentamente sin siquiera regresar el gesto que le quemó la piel con un roce he ignoró aquello. Levi entró en razón demasiado tarde, no era su hermana, no era su madre, no era un amigo, solo era su custodio que apenas lo toleraba.

-Ah..lo siento, iré a cambiarme..

Levi entendió el mensaje a la primera, Eren no queria nada que proviniese de él, ni siquiera su muestra de gratitud; sólo se apartó en respuesta a la incomodidad. El castaño se dio cuenta que los orbes color plata reflejaron dolor y arrepentimiento como si le hubiesen reprendido más no dijo nada que lo comprometiese.

El pelinegro se dio la vuelta y regresó a la habitación lo más rápido que pudo. Eren pensó que ese chico era fascinante, dócil e inocente con un aroma idéntico a él; jazmines. Una vez que estuvieron listos, llegaron al café en auto sin dirigirse una sola palabra. El pelinegro sintió mariposas en el estómago al mirar la fachada llamativa del establecimiento, más aún al recordar que estaba fuera sin vigilancia excepto una que no lo toleraba. Divisó una mesa cercana a la ventana seguido del castaño, si bien era obvio que no se llevaban no iba dejar que aquello se arruinara; tomó el menú y pidió un expreso con una pasta. Eren hizo lo mismo notando ciertas miradas furtivas dirigidas a su acompañante o como Levi solia llamarse "prisionero" y cruzó los brazos.

Sweet DestinyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora