Continuación

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Dentro de su habitación, el castaño daba vueltas en círculos como un león enjaulado; reconoció que estuvo a punto de perder caer en la tentación de besarlo nuevamente y no queria imaginar el resto. Zeke había dedicado su vida al gobierno de Alemania, forjando alianzas diplomáticas y ocupándose de los delicados asuntos de estado. En cambio él, habia dedicado su vida a proteger a Zeke y su país; los dos funcionaban como un equipo. Nadie iba a poner en riesgo esa unión, ni siquiera su naturaleza. Se peinó el cabello hacia atrás con las manos y suspiró a la nada, se conocía así mismo pero no podia traicionar a su hermano. Ese chico le hacia arder por dentro, aún podia sentir lo terso de su rostro y cabello; jamás se habia acostado con alguien tan puro. Prefería su vida llena de encuentros donde no se relacionaba nada importante o relevante, después de todo tenia reglas que obedecer no solo de su hermano sino las suyas talladas en hierro.

Levi en su habitación no entendía lo que habia sucedido, ¿cómo alguien de ese tipo podia poseer un toque tan suave y al mismo tiempo fuerte? Ambos se habian ignorado al retornar y seguramente era el único que estaba sintiendo cosas nuevas. La situación era tan absurda como cruel por que ni en sueños podia albergar la esperanza de tener una aventura pasajera con Eren aunque desconocía lo que significaba tener esa clase de cosas, mucho menos debia fijarse en él en primer lugar y era tan difícil apartar la vista. Lo culpaba por ser atractivo en todo sentido y enigmático,¿por qué no pudo ser bajito y feo?¿por qué tuvo que ser un modelo perfecto de alfa inalcanzable? Se preguntó si Zeke también tenia un atractivo enigmático pero no pudo siquiera imaginarlo así como tampoco podia imaginarse entregándose a un desconocido, solo pensarlo le aterraba. Hundió su rostro en la almohada consternado por sus pensamientos traicioneros, no debia pensar en ese tipo de cosas.

Dos días después, Eren parecía ocupado en cosas que no tenia idea pero entendía la frustración por la que seguramente pasaba. Podía estar quieto sin hacer mucho y sin pasear por ahí como quería ya que prácticamente aplazaba el tiempo que no tenía para llevar a cabo sus planes dentro de un departamento nada sencillo con un Alfa gruñón a su parecer, pero aun así no dejaba de parecerle atractivo; en conclusión estar con él no ayudaba mucho.
Podia decir fácilmente que su presencia perturbaba la poca paz que tenía, se habia limitado en no pedir mucho y respetar los tiempos que al parecer Eren tenia disponibles para él. Habia contado dos dias de actividad en el castaño dentro de su habitación y al no tener mucho que hacer pudo al menos centrarse en lo poco que tenia a su alcance.

Eren no sólo tenia cosas que hacer además de estarse dejando en claro que los bajos instintos no debian dominar su mente y llevarlo a tomar decisiones imprudentes, pero eso no evitaba que pudiera darse cuenta de lo lindo que era ese omega. Aparentemente habia adoptado la costumbre de sentarse en el balcón para mirar a su alrededor luego de haberle dejado café listo en la cocina y unos bocadillos que se habia encaprichado en aprender, por muy poco o monótono que fuese le parecía un gesto noble; de nuevo ahí estaba mirando como si no hubiese un mañana. Era un chico  que dejaba mucho que desear como miembro de la realeza pero autosuficiente como para no ser solamente un precioso adorno. Miró su espalda curvilínea y más abajo habia un par de muslos que se veian apetitosos cuando la tela se amoldaba a sus extremidades como una segunda piel. El viento frío no parecia afectarle mucho y parecia agradarle cuando golpeaba su rostro dejándole rojas las mejillas. El pelinegro le miró apenas pero le regaló una preciosa sonrisa que le hizo tragar saliva y darse la vuelta sin regresar el gesto. Sintió que estaba siendo demasiado consiente de su presencia y eso le molestaba, a ese ritmo olvidaría su autocontrol por que ese príncipe con rostro angelical era tan inocente que parecia estar hecho para seducirlo sin notarlo. Detestaba que no fuese consciente de sus actos y le refregara en la cara que era intocable. Desde que se encargaba de cuidar a Levi, no se habia acostado con nadie y necesitaba deshacerse de su carga antes de cometer una locura. Pensó en solicitar un desahogo para su lívido pero debia esperar a que el pelinegro se fuese a la cama para que no le causara problemas mientras estaba fuera.

Sweet DestinyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora