Epílogo y agradecimientos.

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Dylan tardó meses en recuperarse del accidente, pero el rubio estuvo con él durante todo el proceso de rehabilitación. Tuvo que ir un día a la semana a visitar a un psicólogo bien reconocido, y, como su movilidad en las piernas fallaba, también tuvo que pasar por un proceso de largos ejercicios para poder volver a andar, primero sin muletas y luego sin silla de ruedas.

A pesar de que a Thomas le costara, cuando el menor se recuperó al completo, terminó la gira por Estados Unidos con sus compañeros de banda, dejando a Dylan en San Francisco, al cuidado de Tyler y Kaya. El castaño insistió mucho en querer ir con su novio, pero no se lo permitieron ni él, ni el médico, así que tuvo que para de rechistar y comer las sopitas tan asquerosas que le preparaba su mejor amiga. Era increíble que llevara un bar y no supiera ni freír un huevo, ¡al menos una tapa tenía que saber hacer!

Cuando la gira se dio por finalizada, Thomas cogió el primer avión a la ciudad de su chico y mientras embarcaba, anunció por Twitter que estaba saliendo con Dylan, la persona a la que consideraba el amor de su vida y que pedía respeto por parte de sus seguidores. Y no solo se ganó respeto, sino que cuando bajó de su vuelo, después de recoger su maleta, se encontró con carteles de bienvenida y globos en forma de corazón, además de banderas del orgullo gay. Su mirada solo buscaba a su novio, pero parecía que este no había venido a verlo personalmente sino que se había quedado en casa. Cuando perdió toda esperanza de un recibimiento con sesión de besos incluido por parte de Dylan, alguien saltó por detrás de él a su espalda y comenzó a reír. Habría reconocido esa risita de niño pequeño en cualquier parte así que posó a su novio en el suelo para después darle un par de besitos en la frente, susurrarle "No voy a volver a dejarte nunca" y darle vueltas mientras él escondía su cara en su pecho. Todo esto, mientras los fans grababan la confirmación de Dylmas, claro.

Fueron la pareja del momento durante al menos diez años. Eran los nuevos Angelina Jolie y Brad Pitt, y a Thomas le gustaba molestar a su pequeño diciendo que él era Angelina, a lo que este respondía pegándole un ligero codazo.

Cuando Dylan terminó la Universidad, en su fiesta de graduación actuó la banda de Thomas, con el permiso del director y para sorpresa del castaño, claro. Se le escapó una lagrimilla que otra, tenía que admitirlo. Ver a su ángel cantando había sido su cosa favorita desde siempre. La fiesta se celebró en un hotel exclusivo alquilado también por Thomas, ¿por quién si no? Consentía a ese chico como si fuera la octava maravilla del mundo, y es que para él lo era. A Dylan nunca le había hecho gracia eso porque pensaba que debería gastarse su dinero en sí mismo, pero Thomas solo le respondía a eso con un besito de esquimal y seguía a lo suyo.

Terminaron un par de veces, por las inseguridades de Dylan y la poca paciencia de Thomas, pero volvían el uno al otro con la fuerza de dos imanes con polos opuestos. Y, como quién dice, a la tercera va la vencida, así que para asegurarse de que su pequeño no se le volvía a escapar nunca, cuando volvieron por tercera vez, Thomas dio el gran paso y le pidió matrimonio a Dylan. Estaban en la azotea de su edificio, un sitio muy especial para los dos ya que llevaban haciendo picnics allí desde que habían empezado a salir, si Dylan bien recordaba. El menor sabía que este no era un picnic más, ¿y esas velas aromáticas? ¿Y esa mesa tan lujosa en vez de la manta de mi abuela de siempre? ¿Y la pizza, y las hamburguesas, dónde estaban? ¿Por qué esa cena gourmet? Cuando Thomas comenzó con el discurso de antes de la propuesta se imaginaba adonde llevaba todo eso, pero siempre había sido demasiado inocente así que no se quería hacer ilusiones, pero antes de que el rubio pudiera acabar de formular la gran pregunta él ya se había puesto a gritar y dar pequeñas vueltas en círculos mientras pegaba saltitos. Después de darse cuenta de que no había contestado simplemente se aclaró la garganta y asintió con la cabeza y una pequeña sonrisita en su cara, a lo que Thomas respondió con la carcajada más larga y sonora que recordaba haber salido de su boca en toda su vida.

I Don't Like Your Music. || dylmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora