IX.-La luna sobre mi

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Poco faltaba para llegar al aeropuerto de Edimburgo y mientras me perdía en los recuerdos de aquella trágica noche, sostenía en mi mano una inflorescencia de "cardo" la flor nacional de Escocia. Pretendía de alguna manera conservarla como souvenir de lo que fue; una hermosa perdida de tiempo en mi vida.

-¡Ay!- grité tras clavarme en la mano un de las espinas...

El chófer del taxi se volteó y me preguntó : 

-¿Esta usted bien señorita?-

-Si, si. No pasa nada- Le contesté y entonces el hombre se volteó nuevamente y continuó mirando con ansias el semáforo. Esperando que este iluminara la luz verde.

"Mitsuki, como te has podido convertir en eso. Un ser egoísta y sin todo aquel sentimentalismo y aquella elegancia con que cargabas. Aun no lo puedo creer..."

Perdida en mis reflexiones, el taxista me interrumpió...

-Hemos llegado- mientras con su mano extendida señalaba el aeropuerto como si me lo estuviera sirviendo en bandeja. Le pagué al sujeto y tras un "gracias y hasta luego" me quedé ahí parada frente a la arquitectura. La cual, aun conservaba algunos aires de edificio militar, huellas de lo que fue alguna vez el aeródromo RAF Turnhouse, albergue mas septentrional de la Royal Air Force durante la II G.M.

Dí un paso y me detuve. Mas bien algo me detuvo, era como una pared invisible que me chocaba de frente y luego producía un fuerte dolor en mi pecho como si estuviera por tomar una decisión trágica, hasta fatal.

No estaba segura de que era exactamente aquella sensación, por lo que no le di importancia. De ningún modo me arriesgaría a perder el tiempo en mas sentimentalismos y vanas melancolías, ya que podría perder el vuelo que me alejaría de la "verdadera-realidad".

El tiempo en la sala de espera fue eterno, o quizá eso fue lo que percibí a causa de aquellas sensaciones y fragmentos de memoria que habitaban en mi.

"Es tiempo de hacer un duelo"

"Desde este momento, para mi... Mitsuki esta muerto"

Fue lo que pensé. Tras llegar a aquellas conjeturas una tranquilidad sobrevino y entonces un nuevo mundo comenzó a aparecer justo frente a mi. 

"Llegaría a Buenos Aires e iniciaría mis estudios, viviría sola y me reencontraría (o al menos lo intentaría) con viejos amigos; inclusive los fin de semanas podría visitar a mis abuelos allí a unos kilómetros, en Cañuelas". 

Todas estas normales y corrientes ideas poblaban mis pensamientos. Mas algunas gotas del veneno de Falktown aun permanecían en mi ser, pero sabia que una vez iniciado el luto, seria el olvido o la resignación y de algún modo aquello me trajo paz.

Finalmente se anuncio mi vuelo y subí al avión, con una batalla que se libraba dentro de mi por cada paso que avanzaba en aquel hall. Una parte de mi quería volver a Falktown e ir tras un sueño en el que Mitsuki simplemente admitía que se equivocó y de alguna manera estaríamos juntos. Por otro lado, se hallaba la oposición, que me repelía reclamándome un alejamiento inmediato de aquel lugar y que en cierta forma comenzara a vivir en "el mundo real", o como quien dice "con los pies sobre la tierra".

Fue esta ultima parte de mi, la que venció la dura escaramuza y entonces el viaje resulto agradable y placentero. Salvo un breve momento en el cual me sentí invadida por el fantasma del hijo de Tsukuyomi que aun moraba en mis recuerdos. Fueron como sus últimos manotazos de ahogado, antes de que pudiera sumergirlo en las profundidades del olvido. La causa de ese ultimo padecer fue la misma luna, que esa noche durante el vuelo estaba frente al avión o sobre mi, no sabría explicarlo con exactitud. Pero, era como si me estuviera observando con melancolía y tristeza mientras me alejaba de la tierra de niebla y acantilados.

La luna sobre nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora