Edén { SECHEN / CHANBAEK }

Capítulo 4

A los pocos minutos de haber terminado de comer todo lo que había en la bandeja que había traído Chanyeol, uno de los soldados entró en su habitación sin tan siquiera llamar.

—Ven conmigo, te enseñaré tu nuevo espacio de trabajo.

Como Chen sabía que aquel soldado no aceptaría un no como respuesta y, además, no quería meterse en problemas, se levantó en silencio de la cama y siguió al soldado sin decir nada. Aquel hombre uniformado le condujo por varios pasillos repletos de habitaciones hasta que llegaron a una sala grande donde no había nadie pero que estaba llena de todo tipo de máquinas de la más alta tecnología. Chen avanzó dos pasos dentro de la sala, observando todo hasta que escuchó cómo el soldado salía y le encerraba con llave.

—¡Espera! —Chen corrió hasta la puerta y luego hasta la gran ventana que había en la pared que conectaba con el pasillo— ¿Qué se supone que debo hacer? —el soldado solo señaló dentro de la sala. Chen siguió su dedo con la mirada y se acercó a la larga y metálica mesa que había allí dentro, donde estaba una tablet con varias cosas apuntadas en ella— ¿Es esto? —preguntó volviendo a mirar a la ventana, pero el soldado ya no se encontraba allí.

Chen suspiró, volviendo su mirada de nuevo a la tablet. Leyó toda la lista de tareas que había en ella y arrugó la frente.

—¿Qué tonterías son estas? —preguntó para sí mismo ya que estaba solo allí dentro— "Cambia el color de alguna parte de tu cuerpo", ¿en serio esta es una de las tareas? ¡Pero no quiero hacerlo! —volvió a suspirar— Supongo que no me dejarán salir si ven que no hago nada. —Chen dejó la tablet sobre la mesa y recorrió toda la sala. Había varios aparatos que se podría usar para varias cosas distintas, también había dos ordenadores y bastantes productos químicos, incluso algunos dentro de una nevera— Okay, vamos a probar con el pelo. —gruñó, tomando dos botes de químicos— Mamá era rubia, así que... —ladeó la cabeza— Tocará ser rubio.

Avanzó por la sala con los dos botes en la mano, se sentó en una silla con ruedas que había allí y se colocó frente a una máquina. Vertió un poco del contenido de los botes en dos tubos de ensayo diferentes y los metió en la máquina. Allí estuvo unos buenos minutos intentando averiguar cómo funcionaba correctamente aquello. Luego se dio cuenta de que todas las máquinas estaban conectadas a los dos ordenadores de la sala, así que se desplazó sin levantarse de la silla hasta el otro lado y tecleó en el ordenador todo lo que su mente iba procesando. Siempre que trabajaba con cosas así, se guiaba de su intuición y de la poca experiencia que había conseguido en su casa.

Después de unos minutos, la máquina emitió unos pitidos indicando que ya había finalizado con su trabajo. Chen volvió a desplazarse con la silla y sacó los tubos de ensayo de la máquina, mezclandolos en un aerosol recargable vacío que encontró por ahí.

—Hora de ser rubio. —agitó el bote y tomó un mechón de su pelo, preparándose para rociar en el lo que había creado.

Pero varios movimientos en el pasillo llamaron su atención y frenaron todos sus movimientos. Chen se quedó observando cómo varios soldados llevaban encadenado al chico pelinaranja que había visto justo cuando llegó allí. Por lo menos ya no iba desnudo, si no que le había puesto una bata blanca por encima para taparle un poco.

Chen parpadeó varias veces, confuso pero atento a todo lo que hacían. El chico del pelo naranja giró la cabeza de golpe hacía donde justo estaba él y le miró a los ojos durante unos segundos antes de que le metieran en la sala de enfrente a la que estaba Chen. Un par de doctores entraron y encendieron las luces de la habitación, dejando ver a Chen todo lo que pasaba gracias a la gran ventana que había en ambas salas.

Primero, los doctores quitaron la bata al chico y lo volvieron a dejar completamente desnudo. Luego, ataron sus muñecas a unas cadenas que colgaban del techo y, por lo que Chen pudo intuir, también ataron sus tobillos, pero en unas cadenas del suelo.