Caupolicán

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Es algo formidable que vió la vieja raza:
robusto tronco de árbol al hombro de un campeón,
salvaje y aguerrido cuya fornida maza
blandiera el brazo de Hércules o el brazo de Sansón.

Por cascos sus cabellos, su pecho por coraza,
pudiera tal guerrero, de Arauco en la región,
lancero de los bosques, Nemrod que todo caza,
desjarretar un toro o estrangular un león.

Anduvo, anduvo, anduvo. Le vio la luz del día,
le vio la tarde pálida, le vio la noche fría.
Y siempre el tronco de árbol a cuestas del Titán.

¡El toqui, el toqui!》, clama la conmovida casta.
Anduvo, anduvo, anduvo. La aurora dijo: 《Basta》.
e irguióse la alta frente del gran Caupolicán.

Poemas de Rubén DaríoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora