Tú eres mío, tú eres mía

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Niña hermosa que me humillas
con tus ojos grandes, bellos:
Son para ellos, son para ellos
estas suaves redondillas.

Son dos soles, son dos llamas,
son la luz del claro día;
con su fuego, niña mía,
los corazones inflamas.

 Y autores contemporáneos
dicen que hay ojos que prenden
ciertos chispazos que encienden
pistolas que rompen cráneos.

Poemas de Rubén DaríoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora