¿Bienvenido?

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Nunca en su puta vida se abriría de piernas para que un desvergonzado y pervertido hombre se la metiera por el culo, oh no… eso sí que no.

La pregunta sería ¿que lo llevó a hacerse eso exámenes? pues bueno lo que paso fue así…

Flashback

Como cualquier día, se había levantado y aunque muchos no lo creyeran había rodado por la cama como un verdadero niño, se había estirado una vez que se dio cuenta de lo inmaduro y estúpido era lo que estaba haciendo, se bañó, obviamente era una de las cosas que se debía hacer Todos los santos días ¿sabes cuantos gérmenes pueden andar en tu cuerpo con solo transpirar? asco, asco, asco.

Por último había estirado la cama de su habitación dejándola impecablemente ordenada con todos los almohadones en su respectivo lugar, sonrió satisfecho cuando cerró la puerta de su habitación. Camino hacia la cocina a prepararse un rico y nutritivo desayuno, una taza de café matutina. Se lo bebió tranquilamente mientras leía el periódico y aunque nadie lo veía su pose era altanera, segura y sensual.

Una vez terminó volvió a dejar todo meticulosamente limpio y ordenado, volvió a sonreír pero esta vez desde la puerta de entrada del departamento. Monto el ascensor y descendió hasta el subterráneo donde se ubica el estacionamiento, no es que a le gustara gastar el dinero en un auto, no Rivaille nunca sería así, el solo tenía un sencillo y muy simplón Maserati Quattroporte del año, nada ostentoso.

Quiso reírse de su propio chiste pero no lo hizo ya que no se encontraba dentro de su departamento que era el único lugar donde se reía o mostraba alguna expresión. Condujo directo al edificio donde trabaja con el Magnate –y mejor “amigo” si se le podía considerar así–  Erwin Smith, ah sí y la loca de Hanji.

Hoy como cualquier día iría para encontrarse con las tres hileras de interminables documentos que su cariñoso y amigable jefe le dejaría sobre su escritorio en su oficina, el hijo de puta podía ser su amigo de infancia y todo, pero le encantaba joderlo con el trabajo. Bufo molesto al recordar lo que la loca de Hanji le diría, la muy loca mujer venia recordándole desde el lunes que tenía que ir a buscar los resultados de sus exámenes hoy, él lo sabía muy bien, nunca podría olvidársele, pero la idiota mujer no entendía y lo había estado hostigando por tres días seguidos.

Definitivamente en su lugar de trabajo querían cabrearlo de mil y una maneras diferentes.

Cuando llego y dejo perfectamente aparcado el auto en su lugar, camino hasta el ascensor y marco el último piso del edificio. Camino sin apuro hasta su oficina, nadie lo saludo y realmente no le importo, mientras hicieran su trabajo no importaba lo demás. Estuvo a punto de cantarles a todos los dioses que existían cuando vio su escritorio vacío. Se apresuró a cerrar la puerta cuando un pie lo detuvo, puso todo su peso en la puerta intentando cerrarla cuando una mano con unas perfectas uñas se abrió paso y empujo con fuerza la puerta, abriéndola sin retorno.

Resoplo enojado al ver como el siempre sonriente hombre rubio entro en su oficina, camino hasta su asiento detrás del escritorio y espero a que Erwin entrara y le dejara sobre el escritorio los jodidos documentos.

–Rivaille, buenos días– saludo sonriente el rubio cuando cerró la puerta y se sentó en una de las dos sillas dispuestas frente a su escritorio.

–Buenas– respondió sin ánimos, si hubiese sido cualquier otro no hubiese si quiera respondió, pero bueno se trataba de Erwin de todos modos, su jefe.

–Me entere por Hanji que hoy tienes que ir a buscar tus exámenes– comento tranquilo, como siempre. Si había algo que odiaba de Erwin era eso, su despreocupada forma de hablar.

¿¡Como que no!?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora