Tsukishima Kei - La curiosidad mató al gato

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Maldito Hinata, siempre haciendo de su vida un infierno. Si no fuera por él no estaría yendo a buscar el equipamiento para la práctica...¿Qué demonios desayunaba ese chico para ser tan hiperactivo por las mañanas?, si debía ser honesto, era un espécimen raro.
Nunca encontró difícil poder descifrar a las personas y saber lo que estaban pensando, siendo él mismo alguien muy perceptivo. Sin embargo, como ocurre siempre, existen excepciones a la regla. En este caso Hinata y (T/N).

(T/N) era su senpai de tercer año, muy buena amiga de Shizumi-senpai.
Se habían conocido a principio del año lectivo cuando sus superiores la presentaron como una 'mánager suplente'.
La mánager oficial del equipo al estar ocupada con los exámenes universitarios de admisión, era ocasionalmente suplantada por (T/N) o como a él le gustaba llamarla 'bicho raro'.

Una sonrisa retorcida se formó en el rostro de Tsukishima al pensar en ella.

Su relación no era mala, pero tampoco podría decirse que estaban en buenos términos. Se podía anunciar con certeza que eran la viva imagen de Tommy y Jerry.
Sus actitudes y personalidades simplemente chocaban. Él, un chico callado y que le gustaba el silencio y la soledad, mientras que ella era una chica un poco loca, extrovertida y fanática del volley. Básicamente, su antítesis.
No obstante, pequeños detalles no pasaban por desapercibidos a la vista filosa de Kei, y lo único que hacían eran generarle curiosidad.

A pesar de tener actitudes despreocupadas y tomar decisiones rápidas, esto no te hacía menos astuta que él. Por más que te llamara cabeza hueca sólo para molestarte, en realidad, no pensaba eso de ti.

Muchas veces te encontraba sentada sola fuera del gimnasio, con la mirada perdida y el ceño fruncido. Como si trataras de encontrarle sentido a algo que te estaba frustrando.
Eras una chica rara, fascinantemente rara.
Aparentabas ser un libro abierto, en donde cualquier interesado se pudiera acercar y leer las páginas de tu vida. Pero con lo que no contaban eran que los textos estuvieran escritos en un idioma intangible.

Él quería ser quien pudiera descubrir tu diccionario.

Sacudiendo la cabeza para deshacerse de esos ridículos pensamientos, Tsukishima camina hacia el fondo del pasillo para entrar al salón en donde se guardaban las pelotas y la red. De fondo se podían escuchar los chillidos de las zapatillas contra el suelo del gimnasio y los gritos de Tanaka y Nishinoya.
Al pasar por al lado de unos lockers rojos, ve un pequeño haz de luz proveniente de una puerta mal cerrada.
Sin siquiera pensar en qué podría ser aquel cuarto, se acerca y hecha un vistazo por el diminuto espacio existente.

Juró que su respiración se detuvo... Capaz el día no había sido tan malo después de todo.
Sus orejas se tiñeron de rojo, y podía sentir como ardían sus mejillas.
Su cabeza le decía que se moviera, que desapereciera de aquel lugar, pero sus pies parecían no querer responder.

¿Jamás pensó en que aquel lugar podía ser el vestuario de mujeres?...
A veces pensaba que la estupidez de Hinata y Kageyama se le pegaba por pasar tanto tiempo con ellos.

Sus pupilas dilatadas por la situación inesperada escaneaban tu figura. Desde tu cabello y tus rasgos, luego delineando el borde de tus senos y el comienzo de tu cintura, hasta perderse en tus piernas. Esas piernas que siempre escondías debajo de tus pantalones holgados.
La tenue luz de la habitación recaía sobre tu cuerpo, generando un ambiente de intimidad y seducción.
Tus manos, aquellas manos que en ocasiones se detenía a observar, guardaban el uniforme de clase para así buscar la ropa deportiva.
Cuando ya habías encontrado la remera y el pantalón que buscabas, te agachaste para alcanzar el calzado que se hallaba debajo del banquillo.

Kei sintió una sensación incómoda en sus pantalones cuando fue cómplice de tal acto.
Joder, nunca pensó en decir esto, pero te veías hermosa. El verte desnuda acentuaba tu aspecto femenino, pero a la misma vez sintió que estaba viendo algo que nadie más podía ver. Cierta vulnerabilidad que le hacía despertar su lado posesivo.

Haikyuu!! • LemonsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora