Capítulo 3

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Solo la vi caerse dos veces.

La primera, nadie la notó.

Se levantó en medio del pasillo, y siguió su camino con la frente en alto, sin pedir permiso, sin parpadear.

La segunda, fue en el Baile de Bienvenida, y todos la notaron.

Se levantó, llorando, y siguió su camino, sosteniendo fuertemente su vestido blanco con una mano.

Ese día sentí un pinchazo en el corazón, y luego en las manos: estaba apretando los puños.

Já, ¿quién pensaría eso de mí?

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