—¡Despierta, idiota!—Gritó Ágatha vertiendo una cubeta de agua helada en el cuerpo de Patrick Geller.
—Deberíamos golpearlo hasta que despierte—Dijo Blue.
Zira asintió riendo.
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Estábamos Zira, Blue, Álex, Ágatha y yo, las otras chicas ni sí quiera habían aparecido.
Nos encontrábamos en una habitación que no se había ocupado en años, estaba vacía y llena de polvo. Tenía un par de ventanas que dejaban entrar la luz anunciando el amanecer.
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Peter Geller se encontraba amarrado en una silla en el centro del lugar, aún dormido.
—No.—Sentenció Ágatha—Sí lo van a golpear que sea cuando esté consiente—No le quitaba la mirada de encima a Geller impaciente.
—Esto es aburrido—Dijo Álex sacando un cigarrillo de su suéter y poniéndoselo en la boca.
Ágatha la miró con cara de pocos amigos.
Ágatha no nos permitía fumar o beber.
—¿Qué? —Protestó Alex—He estado toda la noche en un estúpido coche y cumplí con la misión. Además no siento el trasero. Merezco el cigarrillo.
Lo encendió, abrió una ventana, salió por esta y se trepó al techo.
—¿Acaba de...?
No terminé de preguntar porque Ágatha me interrumpió.
—Sí—Suspiró Ágatha—Le aceptaré esto esta vez, sólo porque tiene razón y todos merecemos un buen cigarrillo al final del día.
Las tres la miramos en silencio.
—Ustedes vayan a cambiarse y pónganse cómodas. Cumplieron con su misión y se merecen un descanso.—Nos dijo sin dirigirnos la mirada, la tenía pegada al cuerpo inmóvil del hombre.—Esperaré aquí al resto de las chicas.
