Prólogo.

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—¿Sueles ser tan inútil siempre?—dijo con fastidio mientras se ponía un pañuelo en el labio—Maldita sea, eres tan tonta. —gruñó mientras se iba.

No dije nada y esperé a que saliera de la habitación.

"¡Maldita sea, tiene razón! Casi me descubre, que tonta".

"Menos mal le lancé esa naranja..."

Guardé en mi bota los anillos de su esposa y me dirigí rápidamente a mi zona.

Las chicas van a amarme.

Ladronas.|Benedict Cumberbatch| (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora