Él es pelinegro y realista, el otro es rubio y soñador. Él es unos años mayor que el otro, pero al otro no le importa eso. Él es alguien importante para su reino, el otro es la esperanza de paz de su reino. Él juega a los amantes pues se supone que...
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"Corre"
"—A todos nos atrae la luz, pues es para muchos una fuente de esperanza, pero al hacerlo, nos olvidamos de su alter ego, como es la oscuridad. Jamás hay que olvidar su valor y por sobre todo nunca hay que olvidar su poder. Tenemos que aprender de ella y por sobre todo a vivir sin temerle, pues es en lo más profundo de la oscuridad, en donde encontramos la fuerza que necesita nuestro ser. -el niño que viajaba en el lomo de aquel dragón de roja apariencia, levantó por un segundo su mirada hacia arriba de la cueva, pues su maestra lo estaba llevando hasta el fondo de aquel lugar. Poco a poco el pequeño niño observaba como la luz de la superficie iba desapareciendo, hasta que solo un pequeño rayo de luz quedaba en toda la oscuridad, el dragón se detiene y prosigue hablando, con su tono neutral-. Esta será tu última prueba Shota. Este será tu salto de fe, para que tu ser esté conectado completamente con la magia de este mundo.
El dragón poco a poco se vuelve más pequeño, hasta dejar al niño sujetado de su espalda, pero son las mismas manos de su maestra quien hace soltar su agarre de ella y deja caer al niño. El menor se deja caer al abismo, contemplando a su maestra, mientras la oscuridad lo absorbe lentamente, susurra un conjuro para evitar caer al suelo por completo, pues presentía que aún faltaba bastante para tocarlo, haciendo que una pequeña luz lo rodea, hasta que deja de brillar cuando al fin toca el suelo con sus pies. Trató de convocar algo de magia para ver mejor, más aquel abismo en el que estaba sumergido, solo le permitía a esa tenue luz que emanaba de su mano, ver solo sus dedos. Apagó esa luz y se sentó en lo que pensó era suelo, pues ni siquiera eso logró distinguir de aquel lugar, en posición de loto trató de regular los latidos de su corazón, ya que eso era el único ruido que se escuchaba con claridad. Cerró sus párpados con fuerza y los volvió a abrir nuevamente, no encontró diferencia en su acción, pues todo seguía igual de oscuro.
Se empezó a frustrar pues no habían pasado, a su criterio, más de 5 minutos de estar ahí. Cerró sus ojos nuevamente y trató de entender el significado de la oscuridad, pues su maestra solo le había pedido acompañarlo y había empezado hablar, sin que él prestara mucha atención, ahora se arrepentía, pero ya era muy tarde para eso.
Mientras más tiempo pasaba a solas, en aquella oscuridad, más ansiedad sentía su ser. No quería estar ahí pues su corazón latía con fuerza, tanto así que podía sentirlo golpear su cabeza; Podía sentir también, como su piel se erizaba, como el aire viajaba desde su nariz hasta su sistema respiratorio y viceversa. Respiró nuevamente, pues sabía que no debía de perder los estribos, no debía de temer.
Cuando al fin logró recuperar el control de su ser, escuchó la risa de un niño, trató de ignorarlo pues era algo imposible estando en aquel lugar, pero nuevamente aquella risa invadió su soledad.
"Abre los ojos"
Escuchó decir con voz infantil, provocando eco en aquel lugar. Él sabía que sus ojos estaban abiertos, así que prefiere esperar a que aquella voz vuelva a hablar.
