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    Al parecer a Len lo dejaron ir con una advertencia por ser su primera vez en meterse en un problema, mientras que a Mikuo lo suspendieron por lo que restaba de la semana por ser un alumno recurrente en ir a la oficina de la directora. El camino de ida fue algo incómodo entre los gemelos, quién aún no olvidaban las palabras de Miku.

—Me alegra que al final de todo se llevarán bien—Rin dice, sin poder soportar el silencio más que de las cigarras y el pastizal ser movido por la brisa.

—Lo sé, fue bastante loco, él es realmente genial debajo de toda esa facha de chico malo, pero solo necesita a alguien que lo encamine—expresa y Rin sonríe mientras estira sus brazos.

—¿Ese serías tú?—Ella inquiere divertida mientras se gira a ver a su gemelo, quien se encuentra algo sorprendido.

—Y-Yo... no lo sé, no creo que sea la mejor para encaminarlo—de forma insegura confiesa y Rin enarca una ceja.

—¿Por qué no? Cuando no te comportas como un idiota eres perfecto, y creo que serás el indicado para ayudarle—admite sonriente, Len se gira a ver a su gemela, con ceño fruncido.

—¿Me llamaste idiota?—De forma indignada inquiere y Rin quiere reír al darse cuenta que eso fue todo lo que capto.

—Dije solo a veces, lo que es un gran cumplido—se excusa con una sonrisa divertida, Len sonríe también mientras resopla.

—Te doy tres minutos—dice mientras mira el reloj que tiene en su muñeca derecha.

—¿Para qué?—Confundida su hermana inquiere, Len le observa desde su altura, triunfante.

—Para que corras antes de que te atrape y te haga algo inimaginable—explica y Rin comienza a reír.

—Dame cinco—pide y Len observa su reloj nuevamente.

—Que sean dos—declara.

—¡Ay!—Exclama antes de comenzar a correr, Len se detiene mientras observa su reloj y luego la silueta de su hermana.

    Había pasado un tiempo desde que se divertía.


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    Llegan sucios y algo mojados, además de sudados y con la respiración agitada. Rin tiene algo de pasto en su cabellera aún y Len comienza a rasparse el barro seco de su brazo. Kaito los observa desde la sala, el periódico en su mano siendo soltado y tirado al suelo.

—Chi-Chicos, ¿qué les pasó?—Inquiere mientras se levanta y se acerca, los gemelos se ríe.

—Cuando Len me atrapó nos caímos en la hierba—cuenta Rin mientras se quita sus embarrados zapatos en la entrada.

—Luego Rin me tiró lodo en la cara—casi parece quejarse Len mientras observa a Rin con el ceño fruncido, quien se encoje de hombros divertida.

—Y Len siguió, ¡debiste verlo, tío! Hacía bolas de lodo y me los lanzaba como si fuera nieve, grotesco—relata mientras se cruza de brazos, su gemelo alza sus cejas, ofendido.

—Mira quien habla, señorita te tiro en el lago cerca porque parece divertido, ¡me empapé todo!—Expresa señalando su uniforme hecho un desastre, Rin contiene la sonrisa.

—Bah, eso no fue nada, te quejas por todo.

—A la ducha, ¡ya! Me están ensuciando toda la entrada, ustedes lo van a limpiar—de forma histérica Kaito sentencia, los gemelos se miran entre ellos antes de correr al baño entre risas. 

La noche de los meteoros | rilenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora