Soy un yandere

EL SECUESTRO

Narración normal:

Era sábado por la tarde, Marinette estaba en su casa sola, sus padres fueron a una conversación, ya que ellos eran los panaderos muy aclamados por la ciudad de París.
Mari estaba creando diseño en la sala, al mismo tiempo pensando en lo que pasó con Adrien, " Fue tan repentino, Adrien no me quiso hablar por su celular ayer, tengo que disculparme con el cuando lo vea".

Al estar pensando escucho que tocan, no tenía otra opción que ver quién era.

- Adrien- rápidamente abrio la puerta para que pasará.

El tenía un traje y un pantalón de color negro, que combinan con unos tenis también del mismo color .

- Adrien, como lo siento por lo de ayer, no fue mi culpa de que...- la interrumpe.

- No te preocupes, no estoy enojado contigo princesa.

Mari se quedo sonrojada por la última palabra.

- Amm gracias, creo

- Sabes, tienes razón, tengo que contarte un pequeño secreto  que te quiero decir- saca un cuchillo del bolsillo dejándolo en la mesa de la sala.

-¿Porque traes esa arma?

- Bueno, tuve que eliminar algunas pestes que puedan alejarte de mí, vaya que eran muy ruidoso y escurridizos sabes, claro, se callaron cuando empezaron a sobre sangrase.

Al escuchar esas palabras, supo que la teoría de Alya estaba en lo correcto, estaba asustada, enojada, nerviosa.

- maldito psicópata, ¡¿PORQUE LO HISISTES?! DIME- le empezó a gritar.

- Pues- saco un trapo que estaba húmedo- lo hice por ti mi lady.

Al decir eso tapó la boca y la nariz con el trapo húmedo, Marinette empezó a intentar quitar el tapón de su rostro, pero sentía sus ojos muy pesado, un cansancio que no soporto, poco a poco empezó a quedarse profundamente dormida.

- Dulces sueños princesa- le da un beso en la frente, después de ese acto la cargo como una verdadera princesa.

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Narra Adrien:

Mi plan está hecho, ahora ella es toda mía, me fui con ella mi casa, no está mi padre no está por una oferta de trabajo, era la oportunidad de traerla y ponerla en el sótano, es el único lugar donde mi padre no revisa.

La amaré en una silla de madera los tobillos y muñecas, y le tape la boca con una mordaza, se veía tan linda dormida, es mi deber de cuidarla y protegerla para que sea feliz contigo, no voy a dejar que NADIE me la quite.

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Hola amigos espero que les guste la octava parte de esta historia, sin nada más que decir nos vemos