CUENTO DE HADAS

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Narra Marinette:

Al despertar, observe que no estaba en mi casa, estaba en un cuarto algo oscuro, estaba amarrada a una silla se madera, y lo peor de todo no podía hablar gracias a una mordaza, no podía ser peor que eso, pues si, escuchaba unos pasos que venían al lugar, fingir estar dormida para que no descubriera que desperté.

- Bueno días princesa, valla todavía sigue con su siesta.- me agarró del  mentó, me quito la mordaza y ¡ay Dios! ME BESÓ.

Al parecer mi sonrojo me gano y no tuve otra opción que abrir mis ojos.

- Mi princesa, despertaste con mi beso, fue algo mágico ¿verdad?

-¿Donde estoy?

- En un lugar que nadie te va a encontrar- lo decía con una sonrisa bastante torcida, no es nada bueno para mí.

- No puede estar tanto tiempo aquí, mis padres deberá esta preparados por mi.

- No te preocupes princesa, la policía piensa que huistes de casa.

- espera ¡¿QUE?!.

No podía creer lo que decía, el fue que me trajo aquí, así que no le puedo creer nada,se que las personas que me conoce deberá estar preocupados por mi.

- No pongas esa cara mi lady, yo te voy a cuidar desde ahora.

- Prefiero morir de hambre que me cuides, maldito psicópata.

Debo de sé dura si quiero irme de aquí, la verdad es que en esta situación, siento que no es real, que es una pesadilla que deberá de acabar en cualquier momento.

- No te enojes conmigo, sabes que es real, eres como una princesa que está en una torre esperando a su príncipe encantado, claro que yo soy tu príncipe.

- Tu eres un lunático, no mi príncipe.

- Vamos, piesa que es un cuento de hadas.

- Mejor, una novela de....- me interrumpe.

- Romántica

- Más bien de terror y suspenso.

- Valla que eres fanática de este tipo de lecturas.

- Callate.

Al parecer, no le molesta que lo insulté o que me enoje, esta enfermo de amor, creo que necesita un psicólogo.
Saco su celular de su bolsillo, seguramente para ver la hora.

- So siento princesa, pero tengo que ir a eliminar una peste.

- ESPERA, no lo ag....- me amaro la mordaza nuevamente. Perfecto ya no podía gritar, ese tipo valla que no se le escapa nada.

- Yo no querío que sepa que estás aquí, quiero que seas mía, dejarme cuidarte por un tiempo ¿Esta bien?-

Negué con la cabeza- Sabes que no tiene a nadie que te cuide desde ahora, solo me tiene a mi.

Tenía razón, pero espero un milagro. No pude evitar llorar por lo que dice.

- No llores princesa, yo estaré aquí para protegerte eternamente.- me limpio mis lágrimas, y me beso en la frente- te prometo que regresare muy pronto para darte de comer.

Lo veía como se marchaba, tengo miedo de que me torture o algo por el estilo, tenía que fuerte en todo momento.

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Hola amigos espero que les guste la novena parte de esta historia, sin nada más que decir nos vemos

Soy un yandereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora