Miro hacia todos lados. Me encantan las secuoyas, es como si dijeran “Llegamos aquí antes que nacierais y seguiremos aquí cuando muráis.” son majestuosas, imponentes y magníficas.
-Podría vivir en un árbol de estos la verdad. -digo asombrada por el paisaje.
-¿Y qué crees que hacemos aquí si no? -dice Helena riéndose. Su pregunta hace que la duda florezca en mi interior. ¿Habrán sido capaz de vivir... en una secuoya? Me pregunto a mí misma, aunque no creo. No se puede vivir en una secuoya. No es posible, ni práctico ni nada.
Los sigo entre los gigantes hasta que se paran delante de uno. Es un poco más grande en comparación con el resto, en comparación conmigo es titánico. Sobre la parte que toca el suelo de la planta colosal, Adrik empuja. ¿Se puede saber qu... Joder... si se me cayera la mandíbula no me extrañaría. El trozo de corteza sobre el que ha presionado se abre como una puerta, es como un cuadrado de 2m de ancho por 2m de largo. Del hueco sale una luz cálida muy agradable a la vista. Me acerco y alcanzo a ver unas escaleras de caracol hacia arriba.
-¿Qué? ¿Impresiona? -señala Adrik con un tono sarcástico. Se mete dentro seguido de Helena, la cual me tiende su mano para entrar.
Unos diez metros de escaleras se postran hacia arriba. Cuando llevamos la mitad de las escaleras me empiezo a marear al mirar hacia abajo.
-¿Estás bien? -me pregunta Helena.- Sigue tú, ahora te alcanzamos. -le dice a Adrik.
-Sí, es solo que las alturas y yo no nos llevamos del todo bien. <<No mires abajo...>> me repito.
-¿Tienes vértigo? Recuerdo que era algo leve, pero ¿cinco metros hacen que te marees?
Intento responder algo, pero mi cuerpo está paralizado. ¿Por qué leches tendrán que poner todo en sitios altos? ¿Es qué el suelo no les gusta o qué? Miro de soslayo al suelo y tiemblo hasta que siento que me voy a caer cuando una mano me sujeta la cintura.
-No pienso dejar que caigas. No voy a dejarte, -me mira directamente a los ojos y me estremezco.- no otra vez.- añade en un susurro casi inaudible.- ¿De acuerdo?
Asiento con la cabeza, tratando de asimilar el doble sentido de sus palabras, y acto seguido se dispone a soltarme de la cintura pero no la dejo. Vuelvo a ponerle la mano donde estaba, me hace sentir más segura. Segura de que no voy a caerme por las puñeteras escaleras. Segura de que aún queda algo de nosotras. Me aprieta contra ella y me acaricia un mechón de pelo que cuelga despreocupado. Por un segundo, todo el dolor se esfuma y me escondo en su mirada. Noto como mis ojos se tornan cristalinos y una gota desciende por el lagrimal.
-¿Por qué lloras? -me dice en un tono íntimo, como si estuviéramos solas en el mundo.
-Porque no quiero indirectas. -digo sollozando pero en voz baja.- Quiero que me digas si podemos, si … si...
No termino de hablar porque no puedo. Mi garganta está enredada.
-¿Si aún te quiero? -adivina y asiento sin poder hablar todavía.- ¿Si alguna vez me he separado de tu recuerdo? ¿Si alguna vez, solo por una puta vez ha dejado de dolerme el no poder sentir tus labios? ¿Si alguna vez he dejado de tener tantas ansias de verte como para querer arrancarme la piel, porque eso sería menos doloroso? -me va a estallar el corazón, dice las palabras como si estuviera escupiendo todo lo que lleva acumulando estos años.- Pues sí. La respuesta es un puñetero sí.
No-puede-ser. No quepo en mi asombro. Tengo cada músculo de mi cuerpo en tensión, porque... ni lo sé. Solo sé que es ella, y ha vuelto porque me quiere.
-Oye, ¿vais a tardar mucho o …- irrumpe Adrik e instantáneamente se da la vuelta por donde ha venido. Suelto una risa nerviosa. Es como si por fin pudiera salir del agujero de vacío en el que me ahogaba sin poder sentir. Como si me hubiera traído de vuelta a la vida.
-Tenemos que subir y aclarar ciertos aspectos. -dice como si las palabras la abatieran.- Pero esta noche vamos a hablar de esto. -habla como si fuera una promesa.
Me da la mano y camina hacia arriba tirando suavemente de mí.
Una vez arriba ya me he secado con la mano que tengo libre las lágrimas y absorbido más de siete veces por la nariz.
La planta es amplia y muy acogedora. En cierto modo me recuerda a mi piso; todo abierto excepto un par de habitaciones, concretamente tres. Obviamente debido a la situación todas las paredes y techos están recubiertos de madera. Aunque los muebles son bastante modernos. Nada más terminar las escalera hay una alfombra asiática que se expande hasta la mesa central a tres metros, rodeada de cinco sillas. Hay un par de cuadros y alguna que otra estantería con armas pero no de fuego, casi todas son estilo puñal o espada. Hay dos sillones pegados a una de las paredes. Hay algo parecido a un panel de unos dos metros de ancho por uno de alto en una pared, haciendo las veces de ventana al estilo árabe.
-Increíble.
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Secretos de Plata
Teen FictionNerac y Karta se querían. Se adoraban. Pero cuando la guerra contra las bestias estalló le perdió, perdió a su hermano y amante Karta. Después de eso, ella intentó sobrevivir al dolor como pudo hasta que un día los compañeros de Karta vuelven a la...