Aturdimiento

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¿Alguna vez has sentido que una explosión de emociones se apodera de ti ?
Los segundos que siguieron a el descubrimiento de tu mensaje fueron los peores, se sentía como si cada segundo fuera peor que el anterior, con más dolor, culpa y tristeza.

Todo dejó de tener sentido.

-Flaquita, estás bien...- La voz de mi papá me saco de el shock en el que estaba.

No conteste. Sin embargo mi cara podía expresar gran parte de mis emociones.

-¿Es ese chico verdad?- preguntó.

Logré balbucear un si, casi inaudible.

Entonces todo se tornó borroso,mi cara comenzó a arder y mi cabeza a pintar con un dolor indescriptible. Mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas y entonces me fui.

No sabía que era lo que hacía, estaba sumida en una especie de aturdimiento.

No sé cómo llegue a la escuela, solo se que estuve consiente hasta que a través de un túnel qué era mi vista, distingui a Mariana, sentada en su mesa.
La vi y me sentí peor, le conté todo lo que había pasado, talvez en ese momento no se veía mucho mis emociones, el aturdimiento que me ocasiono tu confesión continuo casi tres horas.

-Y nosotros pensando lo peor de él- dijo Mariana.

Yo solo asentí, pero sé que ella sabía cuánto me dolía, era como si mi mundo ubieran colapsado en un segundo.

Sentirme mal y la mirada que las chicas me daban solo me hacían ser peor, Mariana me veía y me sonreía lo mismo que Marisol y Claire, yo trataba de sonreír, aunque sus sonrisas era una especie de aliento me sentía patética cuando intentaba sonreir.

No, no, no... Esto está mal, no deben de sonreír, no traten de entender como me siento porque nisiquiera yo puedo hacerlo, y que yo conociera tu forma de ser, Carlos, no era excusa.

Quería gritarles, sin embargo entendía que ellas no tenían culpa de nada, y solo yo y mis pensamientos estábamos metidos en esto, sentía un dolor horrible en el pecho que no se iba aunque intentará dejar de pensarte.

Pero no podía, no podía dejar de pensarte, ni a tu hermana, me imaginaba que se sentía destrozada y eso solo empeoraba mi estado de ánimo.

Era como estar suspendida en la nada. Imaginando tu rostro y la manera en la que intentabas lidiar con ello, sabía que eras fuerte, y eso me reconfortaba un poco, pero después recordaba la manera en la que me había portado las últimas semanas y días como niña caprichosa y el aturdimiento regresaba.

Ese dolor no se iba y es algo que es imposible detener.... La mente juega con nosotros de la peor manera.

Ese día no pude poner atención en clase, y la gran mayoría de mi primer turno en la escuela se quedó perdido entre ese mar de voces en mi cabeza resonando cada vez más fuerte.

¡¡Eres la persona más egoísta sobre la faz de la tierra!!

¡¡Eres la persona más egoísta sobre la faz de la tierra!!

¡¡Eres la persona más egoísta sobre la faz de la tierra!!

Querido TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora