Me desperté inmediatamente después de que oí unos toques en mi puerta, me puse un suéter a lo rápido y fui a abrir.
Estabas tú afuera apoyado con tus brazos a ambos lados de la puerta, tenías la cabeza baja y no me veías.
Cuando te pregunte que tenías solo me empujaste hacia adentro y cerraste la puerta, te dejaste caer a mi cama y te tapaste la cara con el antebrazo.-Háblame.
-Carlos... ¿Estás bien?
-Dime lo que sea, nesesito dejar de pensar.-¿Que te paso, puedes decirme?
Estabas algo descolocado, creo que estabas, borracho, no lo sé, pero estábas mal.
-Lo odio, no entiendo porque regreso.
-¿Quien regreso?
-No debió de volver Él.
-¿Tú papá?
-Cállate, no lo menciones- gritaste bastante alto, te levantaste de la cama y te acercaste a mi.Me encogí en el sitio, estabas muy enojado, me viste con los ojos muy abiertos entonces soltaste un suspiro y te diste la vuelta, dejándome así con el corazón al mil por uno.
Pasabas tus manos por el cabello y por tu cara como gesto de fastidio.
-No quería gritarte, discúlpame lo siento yo...
-Tranquilo está bien.
Volteaste a ver a ningún punto. Seguí observándote pero ya no hablaste, yo estaba tan concentrada viéndote...
Entonces tú respiración comenzó a hacerse pesada, fue ahí cuando reaccione.
Estabas inconsiente, borracho y en una posición mal acomodada.
Me acerque a ti y toque tu pecho, tu corazón estaba latiendo a un compás lento.... Entonces cuando intenté mover tu brazo fue que los vi.
Tenías unos horrendos cardenales en el cuello que en contraste con tu piel se veían exageradamente morados.Y no solo ahí, levanté tu playera y también estaban en tus brazos. Pase mi mano por tu abdomen para moverte un poco y soltaste un quejido.
"Te... ¿Te duele?" Pregunte preocupada.
"Solo... Un poco" contestaste apenas audiblemente.
Tomaste mi mano y la metiste entre tú playera, entonces explore tu abdomen y descubrí que tenías muchos más cardenales, en las costillas en el cuello ...
Intenté acomodarte por segunda vez y cuando estaba a punto de lograrlo un pequeño peso cayó sobre mi hombro.Me rodeaste con tu brazo izquierdo y me acercaste a tu cuerpo, estabas frío.
"También te extrañe ... ya quería verte" Susurraste en mi oído de modo apenas audible.
Vi tus ojos y mi respiración se tornó pesada ... Se formó una sonrisa en tus labios y mi corazón se quería salir de mi pecho.
Te acercaste a mi .... Y cerré los ojos.
Entonces me desperté de golpe....
Carlos...
ESTÁS LEYENDO
Querido Tú
Genç Kurgu"Dos personas de dos mundos completamente diferentes... Las cosas no siempre son como las pintan en los cuentos de hadas... Sin embargo, al final cada quien decide que creer"