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Estaba a las afueras de Konoha, entro por las puertas con la cabeza en alto, desde ahora ella era una Uchiha por lo tanto se tenía que comportar como tal... Esa había sido su intención… pero no podía dar un maldito paso!, estaba demasiado nerviosa, sin mencionar que ya era de noche y lo más seguro es que si entraba a esa hora a la aldea, sin duda pensarían que era una espía!, se dio media vuelta dispuesta a marcharse, pero apenas dio un paso choco contra algo duro y callo sentada, miro arriba para ver contra que había chocado y grande fue su sorpresa al ver a su padre!, se abstuvo de soltar una maldición y solo lo quedo mirando.   

-Qué demonios me miras mocosa? –le hablo Madara con enojo, hace 5 años que había perdido al amor de su vida y todavía no se podía recuperar de su perdida por lo que la mayor parte del tiempo andaba de mal humor-

-Porque te detienes Madara? –hablo un hombre al lado de Madara que miraba a la niña en el suelo- que hace una niña como tú a estas horas de la noche en la entrada de la aldea? –pregunto extrañado-

-Lo más probable es que sea una espía –le hablo Madara sin dejar de mirar a la mocosa que también lo miraba-

-“yo también pensé lo mismo” –pensó Sakura al escuchar como su padre decía lo mismo que ella había pensado-

-Es solo una niña! –le regaña una mujer mientras se agachaba a la altura de la pelirosa- como se te ocurre pensar que podría ser una espía? –mira a Sakura con ternura- cómo te llamas pequeña? –intenta acariciarle el pelo, pero Sakura se asusta y se agarra a la pierna de su padre que no sabe cómo reaccionar, ningún niño se había acercado a él y ahora tenía a una niña pequeña aferrada a su pierna- te asuste?

-Esa niña tiene algo extraño –comenta el hombre con semblante serio- está abrazando a Madara, y eso de por sí ya es muy extraño.

-Cállate tarado –Madara mira a la niña- oye mocosa, suéltame –Sakura niega con la cabeza- que me sueltes maldita mocosa! –le grita más fuerte, Sakura levanta la cabeza y deja ver sus hermosos ojos jade con lágrimas-

-La hiciste llorar –lo acusan sus dos acompañantes-

-Yo no hice nada!

-Solo le gritaste –le vuelven a regañar mientras señalan a la pelirosa que lloraba mientras apretaba más fuerte la pierna de Madara-

-Mocosa del demonios suéltame!, me estás haciendo daño! –intenta quitársela pero no puedo- eres un estorbo!

-… -Sakura lo queda mirando y se larga a llorar mientras apretaba más fuerte la pierna de Madara, logrando que de un pequeño grito de dolor-

-Quítenmela! –grita Madara mientras intenta por todos los medios librearse del agarre de la pelirosa, pero mientras más intentaba quitársela más fuerte se agarraba Sakura, hasta que los 4 escucharon como algo se quebraba-

-Ah! –dijeron los tres adultos mientras miraban a la pelirosa-

-Oh –sakura mira la pierna de su padre y se da cuenta que se la había quebrado, se había olvidado que conservaba la misma fuerza que tenía, se alejó de su padre mientras lloraba al ver como su padre la miraba con el Sharingan-

-Maldita mocosa!

-Cálmate! –le regaña la mujer adulta mientras miraba como Sakura se alejaba cada vez más- para empezar es tu culpa, tu asustaste e hiciste llorar a esa pobre e indefensa niña.

-L-lo siento –susurra Sakura mientras más lagrimas salen de sus ojos, no tenía la intención de hacerle daño a su padre-

-De nada sirve tu disculpa ahora mocosa, ya me rompiste mi pierna. Por culpa de alguien insignificante como tu termine herido, esto es lo peor que me ha pasado en la vida.  

Otra OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora