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Habían pasado 3 días en los que Sakura solamente dormía, pero ya no se encontraba en el hospital, ahora se encontraba en la casa del líder el clan Uchiha durmiendo en la gran cama de su padre. Madara solo quería que la niña despertara para hacerle unas cuantas preguntas, porque tenía el Sharingan?, como se llamaba su madre? Y sin duda la más importante, porque tenía el collar que le había regalado a Yana?, sin duda tenía que hablar con esa niña a penas se despierte, y para su suerte hoy era el día en el que Sakura abriría sus ojos.

-Dónde estoy? –fue lo primero que pregunto al no reconocer el lugar, miro la pieza y se encontró a su padre al lado de ella, se sentó rápidamente-

-Sakura – la llamo por su nombre y pudo ver la felicidad de la pelirosa- como se llama tu madre?

-… Yana –respondió en un susurro deseando que no la escuchara, pero para su buena o mala suerte, Madara había escuchado-

-Eres su hija?, quien es tu padre?, está vivo?, como se llama? -necesita respuestas urgentemente, necesitaba saber si esa niña era su hija, al dentro de él le decía que era su hija, pero necesitaba estar seguro-

-… -sakura lo miro a los ojos- soy su hija,… tu eres mi padre, está vivo, se llama Uchiha Madara…–respondió las preguntas con voz baja-

-… -simplemente no lo podía creer, tenía una hija!, la miro con una ternura nada característica de el-… lamento todo lo que te dije –la abraza fuertemente- eres… mi hija.

-“Wow, ya son dos Uchiha los que me piden perdón” –pensó con asombro la pelirosa mientras correspondía el abrazo de su padre… sin poder evitarlo lloro mientras lo abrazaba con más fuerza deseando jamás separarse de él, por fin estaba junto a su padre, nada lo separaría de su lado-

-Lo siento… mi niña –le acaricio el pelo al escuchar como su hija lloraba y lo abrazaba con fuerza, se sentía como un verdadero estúpido por todo lo que le había dicho, le había hecho daño con todo lo que le dijo, pero eso se acababa hoy, juro siempre hacer feliz a su hija… hija, sonaba muy lindo- te quiero… hija –le susurró al oído para que nadie, salvo Sakura lo escuchara-

-Yo también te quiero… papá –dijo feliz mientras le sonreía-

...

Habían pasado 2 semanas desde que Tsunade les había dicho que eran padre e hija, la relación de los dos había crecido mucho, Madara jamás se separaba de su hija y terminaba fulminando con la mirada a todo aquel que se atreviera a ver a su precioso cerezo, ´eres un padre muy celoso´, es lo que le habían dicho Mikoto y Fugaku al ver como un niño se ponía azul del miedo cuando Madara lo miraba con un aura asesina, dicho niño se había atrevido a tocar la mano de su niñita, y eso no lo permitiría, pero no solo el padre era celoso, si no que la hija también era celosa, no permitía que ninguna “zorra” como le decía ella, se acercara o mirara a su hermoso padre, ella sabía que era guapo, pero él ya tenía a una hermosa diosa que lo amaba.

Aun recordaba la risa de Fugaku al ver como una mujer salía en ropa interior del cuarto de Madara, detrás de ella venia una furiosa Sakura con el Sharingan y como si eso no fuera poco, en cada mano tenía un cuchillo, y sacaba de la casa a la mujer mientras le decía “no te quiero ver cerca de mi padre, maldita puta del demonio!”, ese día Fugaku se rio sin parar mientras observaba a Madara intentar hacer las paces con una malhumorada Sakura que se dedicaba a ignorarlo como buena Uchiha, Mikoto solo veía mal a Madara pensando que él le había enseñado ese vocabulario a su hija.

Sakura cada día se acostumbraba más a su cuerpo de niña, su padre le había enseñado como manejar el Sharingan ya que consumía mucho chakra, en el tiempo que vivía con su padre conoció a Mikoto y Fugaku Uchiha, los padres de Sasuke y Itachi, se llevaba bien con el matrimonio, pensó que el padre de Sasuke sería más serio, pero con ella siempre se reía y le hacían bromas a Madara, aun no conocía a Sasuke y Itachi y ella en verdad que agradecía eso, aun no estaba preparada psicológicamente para volver a ver a Sasuke. Pasaron los días y más se acostumbraba a su cuerpo, aun no hablaba con el Hokage, pero eso ya no le importaba mucho, después de todo estaba viviendo con su padre y él le enseñaba como debía comportarse un Uchiha.

Otra OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora