Capítulo 2

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Me desperté con dolor de cabeza por la fiesta de ayer.

Por mi mente pasó el recuerdo de ayer con aquel hombre y esbocé una sonrisa, algo tonto, pero sonreí.

Me vestí, con ayuda de Daisy, y bajé a desayunar.

-Buenos días- saludé a los presentes en la mesa, que solo eran madre y Aylana.

Faltaría padre si no fuera por qué falleció hace cinco años. Llevé muy mal su muerte, era un hombre muy fiel y leal y me encantaba. El único que me entendía y me sacaba una sonrisa hasta en mis peores momentos. Tenía una mejor relación con padre que con madre.
Aún me acuerdo el día de su entierro, me escondí en el bosque de atrás de nuestra casa todo el día, llorando por tanto tiempo que terminé agotada.

-Buenos días- interrumpió mis pensamientos madre.

Madre siempre está feliz, pero hoy lo supera.

-¿Por qué tan feliz madre?- pregunté.

-Porqué hoy vendrá Connie junto a su hijo y su marido- dijo con una enorme sonrisa.

-¿Enserio?- pregunté mientras asentía con su cabeza- !Qué bien!

-Está bien, así la casa tiene más gente- dijo Aylana paseando la mirada por el comedor.

-Bueno, me voy al jardín a leer- dije levantándome.

Subí a mi habitación a por el libro y volví a bajar para salir al jardín trasero, que era muy bonito porqué mi madre le gustaba cuidarlo y siempre está precioso.

Mi lugar favorito del jardín es el enorme árbol que tenemos situado en el lado izquierdo. Suelo sentarme debajo suyo y leer hasta que la noche caiga.

                              ***

-Connie- grité desde la puerta de la cocina.

Corrí a abrazarla.

-¿Qué tal estás?- le pregunté.

-Bien ¿Y tú?- me acarició el cabello mientras sonreía.

-Súper bien después de verte.

La echaba tanto de menos. Connie y yo éramos inseparables cuándo éramos pequeñas.

-¿Dónde está Benjamín y el pequeño Tomás?- pregunté. (Benjamín es su marido)

-Están en el salón con madre y Aylana. Yo vine a buscarte- dijo mientras caminábamos hacia ahí.

-Hola Benjamín- Lo saludé con una abrazo. Era un hombre muy agradable y tiene un trato con mi hermana muy dulce y tierno y por ello me cae genial.

-¿Dónde está el pequeño Thomas?- pregunté por mi sobrino haciendo ver qué no lo veía aunque estaba ahí sentado.

No respondió.

-¡Qué tímido eres!- lo cogí en brazos.

Tomás es un niño bastante apacible y delicado, ¡Me encanta cómo es!.

-¿Cuánto tiempo estaréis aquí?- preguntó Aylana.

-Tres semanas- respondió Benjamín.

-Ya has encontrado un buen partido Lina- preguntó Connie riéndose.

-Pues la verdad es que no- respondí.

-No quiere casarse- dijo madre.

-Ya verás como acabará muy enamorada de alguien. No te preocupes madre- dijo Connie.

-Pero yo de momento no quiero tener ningún tipo de relación con nadie- respondí.

-Ya veremos- me volvió a decir.

-Pero si Aylana se casará antes que ella- dijo madre.

-¿Enserio?- mi hermana se le cambió la expresión a una de felicidad- ¿Y quién es el afortunado?

-Un chico llamado Jay- respondió feliz Aylana.

-¿Cuál es su apellido?- preguntó de nuevo Connie.

-Es sobrino de la señora Chamberlian- contestó madre.

Ese apellido...me sonaba. ¡Pues claro¡ es el chico de ayer ¿Serán familia?

-De hecho, ayer hablamos de casarnos y me dijo que pediría mi mano- dijo Aylana.

- Yo con tal de que te guste a ti,   aceptaré- concluyó madre.

-Entonces ¿Podré casarme con él?- preguntó a punto de estallar de felicidad.

-Sí, no hay quién que diga que no- respondió madre.

-Lo avisaré- dijo contenta.

-¡Qué feliz estás!-  exclamé mientras acariciaba las pequeñas manitas de Tomás.

-Si y tú también lo estarás- dijo Connie.

-¿Por qué quieres verme casada ya?- le pregunté.

-Quiero verte feliz junto a un hombre.

-Un hombre no lo es todo- dije.

Thomas se me durmió en las manos. Qué guapo es durmiendo. El pequeño tiene tan sólo tres años.

Como ya os he dicho, Connie y yo éramos inseparables, pero ella se casó jovencita, a los diecisiete años y pues me quedé sin una súper amiga.
Aylana también es mi hermana amiga, pero Connie me entendía en todo y yo a ella, además solo nos llevamos un año.

Benjamín salió al jardín, seguramente querrá fumar.

-Solo nos llevamos un año y yo ya tengo hijo.

Me cansé de aquella conversación, así que subí a mi habitación.

Odiaba tanto que me sacaran el tema de matrimonio, desde que cumplí los dieciocho años escuchando lo mismo y actualmente teniendo veintitrés me he hartado de la palabra "matrimonio".

Lady LinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora