Capítulo 2.- Agridulce deseo

1K 151 39
                                    



Disclaimer: Los personajes de Marvel no me pertenecen, sino a Marvel Estudios, Disney y a Stan Lee. Este fanfic lo hice sólo y únicamente como diversión.

Personajes: Dr. Strange/Tony Stark.

Aclaraciones y advertencia: Romance, algo de Ooc, omegaverse y lo que se me vaya ocurriendo, kesesesese.

Resumen: Stephen Strange, un acaudalado empresario dueño de diferentes farmacéuticas termina haciéndose cargo del hijo del matrimonio Stark luego de la muerte de estos.

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO

Una eternidad para encontrarte, un minuto para amarte

Capítulo 2.- Agridulce deseo

Contrario a la preocupación de Stephen, Tony se tomó muy bien el hecho de que permanecería un tiempo prolongado con él. Le dolía saber que su madre no estaría presente en su cumpleaños, aunque le consolaba saber que ella lo llevaría de vacaciones donde él escogiera.

Strange quería que Tony no se sintiera triste por la ausencia de sus padres (específicamente de María), por lo que mandó a construir un taller con todo lo que su ahijado pudiera necesitar para construir y echar a volar su imaginación.

Tony estaba encantado con el regalo, Howard no le permitía entrar a su taller o usar ni siquiera un desarmador <<los omegas solo sirven para complacer a sus alfas y verse bonitos. Debes usar tu tiempo en aprender a ser un buen esposo, no perder el tiempo con tonterías>>. Pero Strange le había dicho que sin importar cuál fuera su casta, él tenía derecho a aprender y crecer; era una persona, no un adorno.

—Tony, quiero que me prometas que seguirás tu sueño, que nunca dejaras que nadie te humille y si eso llegara a suceder. Dímelo, yo me encargaré de enviarlo a un lugar del que jamás volverá a salir.

Su padrino era un hombre bueno, amable y cariñoso, tanto con él como con su mamá. Muchas veces deseo que su papá fuese como Stephen, que lo quisiera y que no lo comparara con el Capitán América, deseaba no ser una decepción para su Howard.

— ¿Qué haces, Tony? —Le preguntó Strange entrando al taller del niño. Vestía un traje color negro de tres piezas; se veía muy elegante, aunque su padrino se veía bien con cualquier cosa que vistiera.

—Padrino. Estoy haciéndole unos ajustes a Dum-E y a U —Strange asintió con la cabeza, ese niño no dejaba de sorprenderle, llevaba apenas una semana en su casa y ya había armado dos brazos robóticos que parecían tener mente propia.

—Bien, puedes terminar más tarde. Ve a arreglarte, hoy es tu cumpleaños y pienso llevarte a cenar donde tú quieras.

Strange había planeado hacer una gran fiesta e invitar a todos los compañeros del niño, pero Tony no quería estar con ellos, no tenía amigos; él solo deseaba estar con su padrino, Jarvis y su mamá.

— ¿Podemos quedarnos en casa? —pidió el niño mirando a Stephen con esos ojos grandes y brillantes que desarmaban a Strange.

Por esa mirada, el alfa sería capaz de destruir el mundo entero.

— ¿Estás seguro que no quieres salir? Podemos ir a un restaurante italiano —el niño negó con la cabeza —, o  ir a comer hamburguesas.

— ¿Podemos pedirlas a domicilio? —No quería salir a la calle con su padrino, pues no había una sola ocasión en el que mujeres y hombres, no trataran de alejarlo de él.

Una eternidad para encontrarte, un minuto para amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora