Son fotos. Quince fotografías mías para ser exactos. En algunas parece ser que estoy pintando, con la camiseta blanca llena de pintura y en bragas, en otras estoy en bikini tomando el sol en mi balcón, en una estoy con Fred, bueno, arriba de el en pleno manoseo. La ultima es la de la noche de la boda, estoy sentada y viendo en dirección a la cámara... El bosque.
Frunzo el ceño y rápidamente abro el sobre. Una carta y otras dos fotos mías aparecen. En una estoy bailando con James y en la otra es cuando me fui con uno de los amigos de el a la parte trasera de un porche, él está besando mi cuello mientras yo tengo la cabeza hacia atrás.
Mi amada Noah:
Amor mío, decir que me quede sin palabras al verte con ese vestido ayer seria quedarse corto. Tu belleza me tenia mas hipnotizado que nunca, tu cuerpo y tus curvas, tu cabello y tus labios sobre la copa. Yo, somo siempre deseo ser esa copa, esa Coca-Cola, esa persona a la que gimes en su oído. He vivido como todos los días los celos, los celos hacia tu padrastro, tu nuevo hermano, tu novio, los chicos con los que engañas a tu novio, he incluso envidio tus propias manos, ya que ellas si pueden también acariciar tu piel.
Me sentí bien cuando miraste al bosque, me buscabas, sabias que estaba para ti. Como todas las noches, como todos los días. Siempre te miro, siempre estoy de alguna manera contigo. Un día estaremos por fin estar juntos.
Encontrare tu nueva casa porque no podría vivir sin verte dormir. Eres el amor de mi vida.
-El amor de tu eternidad mi diosa.
Frunzo el ceño extrañada. Debe ser una de las bromas de Fred, siempre jugábamos a esto de niños, pero... No. Fred me hubiera reclamado y no hubiera tomado una foto al chico con el que estaba, el no fue, no creo que haya sido. Claro, el en vez de tomarme fotos casi desnuda me quitaría la ropa para "hacerme suya". Miro la bolsa. Hay fotos donde estoy con el en su casa, la misma casa donde es todo un problema entrar.
Guardo las cosas rápidamente en la bolsa y las escondo en mi mochila. Le llamo a Fred para que venga. Estar con el me distraerá, me hará bien... El me hace bien, es mi novio y me conoce. No responde.
Miro el pueblo una vez mas y bajo. Me siento desconcertada, extraña, vulnerable, paranoica...
Camino por los pasillos vacíos y los que tienen estudiantes caminando o manoseándose hasta llegar al aula. La primera clase la comparto con él. Es como si mi espíritu no estuviera en mi cuerpo. Abro la puerta sin siquiera tocar y camino hasta llegar al pupitre de Fred. El me mira haciendo su cuerpo hacia atrás. La confusión solo la noto yo. Escucho los murmullos, los llamados del profesor. Siento todas las miradas mientras pongo las manos en el pecho de mi novio para pegarlo al respaldo de la silla y sentarme a horcadas de él, empezando a besarlo. El salón se llena de chillidos, los llamados del profesor se vuelven gritos. Yo no se con certeza que estoy haciendo, solo se que me siento bien cuando intensifica el beso y me rodea con sus brazos. Hace que mi espalda se arquee. Siento el pupitre detrás mío mientras sus manos tiran mi mochila.
No se con exactitud que hago. Me siento perdida. Mareada. Lo necesito a él... Siempre vuelvo a él.
Me siento como un robot recibiendo ordenes, mi mente no está conectada.
-Vamos afuera, por favor. -le pido separando nuestros labios y recostando mi frente en su hombro.
Siento sus caricias en mi cabello y no me había dado cuenta que mis manos estaban temblando ligeramente hasta que el besa la coronilla de mi cabello. Escucho la voz del profesor amenazando con llamar al director y a nuestros padres. Ignoro todo que no sea mi chico.
-Vamos a donde tu quieras. -susurra buscando mis ojos.
Me alejo un poco y lo miro a los ojos. ¿Lo amo?
Él sonríe y asiento mientras me levanto. Imita rápidamente mi acción y dejamos nuestras mochilas mientras empieza a correr para sacarnos del salón, esquivando al director y prefecto que ya se encontraba en la puerta. Reímos. No sé qué hago, ya no sé qué siento. Cuando se detiene me toma de los hombros y me pega a la pared.
-¿Qué tienes?
-Nada. Vamos por tu cámara fotográfica. -digo colocando mis brazos detrás de su cuello.
Algunos alumnos salieron del aula para asomarse a vernos. Ambos nos giramos a verlos y volvemos a correr hasta llegar al estacionamiento. Le doy las llaves de mi motocicleta y nos vamos a su casa.
Las imágenes regresan a mi mente, las fotografías que deje en la mochila que ha quedado varada junto a la de Fred a mitad del aula me acompañan y nublan mis pensamientos "racionales".
¿Que estoy haciendo?
Quiero estar con Fred, quiero ir a su casa, quiero que me haga todo lo que quiera... quiero ver si alguien toma una foto de eso.
El móvil me empieza a vibrar en el bolsillo de la chaqueta. Me agarro de la parte trasera para sacar ver el mensaje.
Número desconocido.
Tengo celos hasta de esa motocicleta.
Archivo el mensaje y guardo el móvil. Veo a Fred estacionarse rápidamente frente a su casa.
Si veo su cámara fotográfica, su móvil y su computadora poder volver a confiar en él. Me bajo de la moto y Fred besa mi mano para después entrelazar nuestros dedos y adentrarnos a su casa. Lo miro embobada hasta que un grito, un estruendo, una bala, un chillido de las llantas de un auto y el sonido de una notificación detiene nuestros pasos.
Número desconocido.
Demasiados celos de él.