Ben se sentó en el salón y llenó el formulario de servicio de habitaciones. De ninguna manera Dave dejaría esa habitación hasta que Ben estuviera seguro de que la migraña se había ido. Llenó el formulario, solicitando waffles en forma de Mickey, zumo y café. Colgó la hoja en el pomo de la puerta como se indicaba. Una vez hecho eso, volvió su atención una vez más a Dave. No podía creer que Dave hubiera pensado todo el día que había estado en una especie de sueño. No era de extrañar que hubiera estado tan relajado, tan dispuesto a perdonarlo. Ben había pensado que había conseguido pasar eso en Magic Kingdom con la lluvia de pizza inexistente. ¿Qué había hecho a Dave creer que estaba todavía en un sueño? ¿El hecho de que él se hubiera puesto la camisa? ¿La manera fácil en que se habían llevado bien? Ben frotó las manos en su cara. ¿Quién sabría que su sola presencia era suficiente para darle a David una migraña? Ben tomó su teléfono y marcó un número que había memorizado para tal emergencia.
—¿Dr. Howard? Soy Ben Malone.
—Hola, Ben. ¿Cómo puedo ayudarte? Ben se dispuso a mentir como su trasero.
—Mi compañero está en nuestro dormitorio y ha comenzado con una migraña. Le di la dosis inicial de Imitrex, ¿pero me preguntaba cuando debería darle la siguiente? No quería preguntarle a él, ya que la primera lo hizo caer dormido.
—Hmm. ¿Ya se unieron? Ben cruzó los dedos.—Sí. —Bien. La dosis que le diste es la más fuerte que hacen. Le puedes dar una segunda píldora en dos horas, pero eso es todo. No más después de eso. Si la migraña no se va tendrás que lidiar con eso, por desgracia.
—Mierda. Bien. Lo haré. ¿Hay algo más que pueda hacer para tratar de detenerla? Estamos de vacaciones, celebrando nuestra unión, y no me gustaría que Dave se la perdiera.
—Felicidades. Ben casi se sintió culpable.
—Gracias.
—Compra un poco de Excedrin Migraine. Eso ayudará. No mucha, tampoco, tiene cafeína. Demasiada cafeína puede hacer que la migraña se ponga peor. Ben se levantó, dispuesto a sacar el café de la lista desayuno de la mañana.
—Pero no cortes la cafeína por completo. Un poco ayuda a empujar el medicamento a través de su sistema y puede ayudar a aliviar los síntomas. Ben se sentó de nuevo, agradecido de no tener que renunciar a su oro negro.
—Gracias, doctor. ¿Algo más que deba saber?
—Así es. Si vomita por más de una hora o los síntomas llegan a ser verdaderamente graves, llévalo al hospital. Tendrá que ser admitido. Ben asintió, olvidando que el médico no lo podía ver.
—Gracias, doctor.
—De nada. ¿Y Ben?—¿Hmm?
—Cuida de él.
—Lo haré.
Se lo prometo. Ben colgó el teléfono y se preparó para una larga noche.*****
Alguien estaba roncando. En voz alta. David abrió los ojos y miró a su alrededor en la desconocida habitación. Paredes oscuras, cama suave, Ben Malone tendido a su lado y roncando... Espera. ¿Qué? David se estiró y se pellizcó él mismo. Sí, le dolió. Así que, o el compañero de sus sueños se había vuelto increíblemente real, o Ben estaba realmente a su lado. En una cama. Completamente vestido. David se movió hasta el borde de la cama y salió. Una rápida mirada le mostró el cuarto de baño, e hizo un uso rápido de él, sorprendido al ver sus propios peines y cosas justo al lado de Ben. Un escalofrío lo recorrió al pensar en su cepillo de dientes junto al del Alguacil. Negó. Esto no era real. No podía serlo. Entró de puntillas en el cuarto de estar y se dirigió directo a la cafetera.
Necesitaba cafeína para ordenar todo esto y la necesitaba ahora.
En el mostrador al lado de la cafetera estaba su Imitrex. De repente, el día anterior se precipitó de nuevo en él. Splash Mountain.
Los celos de Ben sobre Charlie. La camiseta. La boda de chris y Emma, y Dave en tul blanco. Enterarse de que no era un sueño. Respiró hondo y se apoyó en el mostrador, mirando la caja y
tratando de calmarse. No podía arriesgarse a la reactivación de su migraña. Ahora no.
No cuando su sueño estaba tan cerca de ser una realidad. Ben se había ocupado de él anoche. Había sido todo lo que Dave había soñado que sería: cariñoso, atento, cuidando de las necesidades de su pareja. ¿Estoy seguro de que no estoy soñando?
—Buenos días. Dave estaba muy orgulloso del hecho de que no hubiera saltado.
—Buenos días.
—Se levantó y se volvió hacia su compañero—. ¿Cómo dormiste? Dios, el hombre se veía precioso por la mañana. Tenía el pelo alborotado por el sueño, los ojos somnolientos. Rastrojos se destacaban en su fuerte mandíbula. Las cejas de Ben se alzaron.
—¿No debería ser yo el que te pregunte eso? —Ben se estiró, apretando la tela de la camiseta contra su pecho. David se encogió de hombros, incómodo ahora que sabía que esto estaba sucediendo realmente. ¿Cómo lo manejaría...? David parpadeó. Ben aún llevaba la camiseta. Por el olor, había dormido en ella. Cada vez que se movía sus olores combinados derivaban hacia Dave. Era como si hubiera marcado el hombre sin ponerle un colmillo. La sonrisa de Ben fue sabihonda mientras caminaba alrededor de Dave.
—¿Café? —Querido Dios en el cielo, sí.
ESTÁS LEYENDO
Encontrando Tu perdon (Terminada)
General Fictionhistoria de Ben Malone y Dave Maldonado. esta historia es homoerótica si no es de tu agrado este tipo de historias no la leeas pero si la lees no te arepentiras esta historia esta relacionada halle pumas y manada poconos Serie Hallepumas 1-Mi pum...