capitulo 2

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—¿Cómo está él? —Ben ni siquiera miró la puerta de su oficina, con la culpa
cabalgándolo con las espuelas al rojo vivo. No había podido obligarse a ir al
hospital a ver a Dave. Sabía lo que iba a encontrar allí. Demonios, había visto a su padre en esa posición con la suficiente frecuencia. No habría excusas y lágrimas, tal vez un montón de ira, pero ningún cambio real.

Los alcohólicos nunca cambiaban, no hasta que reconocieran lo que eran.

Aún así, le dolía algo muy dentro saber que su compañero estaba herido
gravemente y que no había nada que pudiera hacer al respecto.

—Quiero verte en mi oficina, Ben.

Ben palideció. La voz de Rick era letal. Alzó la vista para encontrar los
helados ojos azules fijos en él, la tensión en los músculos de su Alfa era demasiado aparente. Rick estaba buscando pelea y veía a su Alguacil como si fuera un saco de boxeo.

—Sí, señor. —Ben dejó su pluma y siguió a Rick a la oficina del Alfa. Se detuvo en seco cuando vio a Chela, a Ted, a Belle y a Jamie Howard, el médico Puma de Halle, sentado en la habitación—. ¿Rick?

Rick se dirigió a su escritorio, pero se mantuvo de espaldas a Ben. No era
bueno.

—Si esto no fuera una cosa de compañeros te estaría expulsando ahora mismo.

Las rodillas de Ben temblaron. ¿Expulsado? ¿Él? ¿Qué demonios?

—¿Puedo preguntar por qué?

El puño de Rick se estrelló sobre el escritorio y se volvió hacia su Alguacil.

—¿POR QUÉ? —Ben se estremeció—. Mi mejor amigo y Beta se encuentra
en el hospital por tu culpa, ¡y no es la primera vez!

Algo indefinible hizo que Ben, el Alguacil de la Manada de Poconos, se agrietara bajo el azote de la cólera de Rick. Por la ampliación de los ojos de Rick él
también lo había sentido, sentido que se rompía la primera tentativa en la relación Alfa-Alguacil. Ted se quedó sin aliento, su segundo también sintió un minuto de rotura en su relación.

Ben estaba aterrorizado por algo más que su compañero ahora. Si Rick lo
expulsaba, nada podría salvarlo. La Manada era lo único que lo mantenía cuerdode cara a la adicción de su pareja.

—Rick, permíteme.

Ben tragó. Belle, la Luna Poconos, le sonreía con esa mirada estúpida, vacía
que significaba que estaba contemplando algo malo y probablemente doloroso. Su
cabello rubio estaba despeinado, como si hubiera estado pasando sus manos a
través de la gruesa masa, larga hasta los hombros. Sus ojos verdes estaban en blanco y brillosos.

Él estaba en un mundo de dolor. Cuando Belle se veía tan inocente las cabezas rodaban. O le hubiera gustado que hubieran rodado. Sus ojos vieron
automáticamente sus manos, en busca de la bocina de aire que normalmente
sostenía.

Rick lo miró antes de asentir. Él se quedó de pie, toda su atención estaba
centrada en Ben y en Belle. Sus hombros se tensaron como si...

A la mierda. Cree que lastimaré a Belle. ¿Qué demonios estaba pasando?

—¿Ben? —Aparentes delicados dedos estuvieron bruscamente delante de su
cara, pero Ben lo sabía mejor. Esos dedos podían convertirse en afiladas garras en un instante—. Mírame, Benny.

Ben volvió su atención a su Luna. Belinda, Belle, Lowell era sin duda el
miembro más peligroso de la manada y ni siquiera era Lobo. Era un puma, y un ex miembro de la Manada Halle. Ella cojeó hacia él, con el tap-tap-tap del bastón fuerte en la habitación por lo demás silenciosa.

Encontrando  Tu perdon (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora