5. Drumrock.

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Los cascos de los caballos revolvían la tierra por donde pasaban, las pequeñas rocas del camino saltaban a los lados del sendero. El escuadrón de Eiloden se encontraba en pleno galope bajo los rayos del sol en un cielo despejado. Avanzaban por un camino de tierra cercado por arboles a ambos lados, los soldados vieron un resplandor en donde los arboles dejaban de rodearlos; justo delante del camino. Una vez salieron de la arboleda, el paisaje que los recibió era espectacular; por una ladera más abajo del camino por el que iban había un gran lago que era alimentado por una gran cascada. Mientras iba en su caballo, Elizabeth admiraba todo aquello... por fin habían llegado, se hallaban en el territorio de Dekemheim. No era muy diferente de Eiloden, ambos dominios tenían grandes áreas boscosas; eso sí, en las lejanías se podían apreciar las cimas nevadas de las montañas que se encontraban a kilómetros de donde estaban actualmente. La aspirante a soldado estaba emocionada, ya quería llegar al fuerte de Drumrock.

Había dos miembros del escuadrón que no se encontraban con el grupo. Michael y Graham se habían adelantado para inspeccionar el camino por el que el resto del equipo se iba a movilizar. El escuadrón escucho la voz de un hombre que les gritaba desde lejos, era Michael; él y Graham se encontraban con sus caballos encima de una colina y les hacían señas para que subieran con ellos. Los soldados dirigieron a sus caballos para llegar hasta donde se encontraba su capitán. Una vez arriba aprovecharon para descansar un poco y para que los animales repusieran sus energías. Bajaron de sus caballos, abrieron unas cuantas bolsas y sacos, y comenzaron a comer un refrigerio. Michael le hizo una seña a Elizabeth para que se acercara y así lo hizo.

—Oye Liza, mira hacia allá —dijo mientras señalaba hacía un muro que sobresalía detrás de unos árboles no muy lejos de donde se encontraban—, ese es el fuerte de Drumrock.

—¡Oooooooooh! Ya estamos muy cerca.

—Así es, solo un poco más y llegamos.

—Wao... de verdad estamos aquí, el viaje se me hizo tan corto.

—¿De verdad?

—No... se me hizo bastante largo... —dijo la joven mientras dejaba escapar un suspiro.

—Jajaja, eso suena más como tú.

—Pues para mí, esta es la peor parte... ahora vamos a tener que viajar de regreso con ese tipo estirado de la capital... —dijo Bryson metiéndose en la conversación.

—¿Qué tiene de malo? —preguntó Elizabeth.

—Meh, simplemente me caen mal esos aristócratas.

Hasta ahora Elizabeth no se lo había preguntado ¿Cómo será el embajador de Eiloden? ¿Será tan odioso como Bryson dice? Solo lo había escuchado quejarse de lo insoportables que podían llegar a ser los miembros de la clase alta de Eiloden. Aunque su hermano ya le había dicho que no todos eran así. Después de acabado el descanso, los soldados volvieron a sus caballos y emprendieron nuevamente su curso. Bajaron de la colina y se adentraron nuevamente en el bosque. Las sombras de los troncos de los arboles pasaban sobre ellos velozmente a medida que avanzaban, ya casi llegaban a su destino.

—Michael ¿Cómo es el rey de Dekemheim? —preguntó Elizabeth.

—¿Por qué lo preguntas?

—Bueno, ahora que estamos en Dekemheim, me preguntaba cómo sería el rey de aquí. Ya sé que el rey Ronald es sorprendente, pero me preguntaba cómo sería el de Dekemheim.

—Mmm, pues la verdad no lo sé.

—Yo solo he escuchado rumores y dicen que es un tipo feroz —acotó Bryson.

Hidden LightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora