En el patio central del fuerte, Elizabeth, Bryson y Graham se encontraban junto al resto de los soldados de escuadrón cuidando los caballos. Los tres conversaban entre ellos, el tema central era la muy extraña situación en la que se encontraban; pero a Elizabeth le preocupaba más su hermano, rezaba para que nada malo le pasara en el interior del edificio que servía como comando central del fuerte de Drumrock.
—No te preocupes Elizabeth, Michael es fuerte; además, esta con Gregor y los otros —dijo Bryson con una sonrisa, tratando de calmar a la joven.
—Si... supongo que tienes razón...
—Bryson tiene razón Elizabeth, no tienes de que preocuparte. Si algo llegara a pasar nosotros también estaríamos allí para apoyarlo —agregó Graham.
—Sí, está bien... tal vez solo estoy un poco nerviosa por lo que dijo Philipp al tener esa visión... eso es todo.
—¿La visión que tuvo sobre el frío y todo eso? —preguntó Graham.
—Sí, esa misma. Cuando saliste de la tienda, Philipp me llamó para decirme algo, me dijo que no nos había contado todo lo que vio en esa visión. Dijo que yo estaba sola en medio de la neblina, ninguno de ustedes estaba conmigo.
—¿Philipp? ¿Ese es el ocultista de la tienda tan rara que vimos y del que me hablaste antes Graham? —curioseó Bryson.
—Sí, pero Elizabeth no me había contado esto.
—Perdón, con la emoción de que estábamos a punto de llegar a Drumrock se me olvidó.
—Bueno, ya con eso el ocultista no tenía razón. Estás en Drumrock y nosotros estamos contigo —dedujo Bryson.
—Si... ¡Es verdad! —dijo muy animada Elizabeth.
—Jajaja, eso es, recuerda que el futuro siempre puede cambiar, Elizabeth —expresó Graham.
De vuelta en el interior del edificio, Michael y el resto se encontraban en la parte subterránea de la estructura. Esa zona se encontraba, en apariencia, igual de vacía que el resto de la estructura, pero el escuadrón no se podía dar por vencido; debían encontrar a toda costa al embajador de Eiloden, esa era su máxima prioridad. Los hombres escudriñaban cada rincón, no había esquina, pasillo o habitación que pasaran por alto. En la parte baja donde se encontraban, era donde el personal del fuerte guardaba sus provisiones; en ese lugar se encontraban varios cuartos que servían de almacenes de comida, bebida y armas. Conforme iban explorando, los hombres se comenzaron a percatar de un fétido olor que se hacía más fuerte a medida que se acercaban a una zona en particular de la planta subterránea.
Uno de los soldados de Michael le hizo señas para que se acercara hasta su posición, parecía que la peste provenía de detrás de una de las puertas que no habían revisado hasta ahora. Michael, le hizo un gesto a Gregor para que se posicionara al lado de la puerta mientras él se preparaba para darle una fuerte patada para abrirla de un solo golpe. Michael golpeó la puerta, lo que había detrás dejó a todos sin palabras... esa habitación parecía estar destinada para guardar grandes cantidades de provisiones, pues era bastante grande... sin embargo, lo único que guardaba en ese momento eran decenas de cuerpos... unos apilados sobre otros... lo cadáveres se encontraban en pésimas condiciones, a algunos de ellos les faltaban partes del cuerpo: cabezas, brazos, piernas, partes del torso. Parecían que se habían ensañado de una manera especialmente cruel, la imagen era tan atroz que algunos de los soldados del escuadrón no pudieron contener las ganas de vomitar... incluso Michael y Gregor se taparon la boca para tratar de combatir la peste que emanaba de esa impactante vista.
—¿Pero qué demonios...? —dijo apenas Michael.
—Bueno, encontramos a los soldados —expresó Gregor.
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Hidden Light
FantasyElizabeth Purewell, una joven chica con sueños de grandeza y aventura se abre paso por un mágico mundo lleno de misterios y peligros. Es la hija menor de la Casa Purewell, un clan al servicio del reino de Eiloden y su sueño siempre ha sido convertir...