Capítulo 8: Fallas.

677 80 22
                                    

Pree.

Son las 8:30 am. Me encuentro sentado en la silla principal del salón 9, esperando a que sean las 9 hs para poder empezar la reunión, en ese momento alguien golpea la puerta .

-Pasa.- le digo y un empleado entra con una bandeja en su mano. Lo observo y veo que es el joven del ascensor de la otra vez, debe ser nuevo...debe ser su reemplazo.

Él empieza a dejar las cosas sobre la mesa y cuando deja el café yo lo tomo enseguida, una mueca de disgusto aparece en mi rostro y él la nota.

-Dejé en claro que lo quería con dos cucharadas de azúcar, esto es muy dulce.- Exclamo y lo vuelvo a dejar en la bandeja, dejandole en claro que no lo voy a seguir tomando, su cara es de horror y empieza a temblar. -Vete.. Ya no quiero tomar nada.- digo y él sale asustado de la sala.

Sin importar cuantas veces me hayan traído un café, ninguno de ellos me gusta, así que voy a empezar a optar por traérmelo yo mismo si veo que la cosa no cambia.

Nunca he sido muy quisquilloso con respecto a los gustos pero últimamente me enfada cuando las cosas no se preparan como quiero, cuando las cosas no se hacen como las hacia...él...¿Que?.

-Señor.- Dice Bell y yo me enfoco en ella.

-¿Si?-Pregunto aún confundido.

-¿Hubo algún inconveniente?- Pregunta, supongo que se ha enterado de lo de recién, no me sorprende que venga hasta aquí ella siempre quiere solucionar todo lo que considere un problema rápidamente.

-El café..- Digo vagamente.-Lo siguen preparando mal..- Suelto y pienso que quizás suene estúpido de lo que me estoy quejando.

-Lo lamento señor, me encargaré de que lo hagan bien para la tarde.- Dice, aunque no debería de aceptar la responsabilidad, no es su culpa.

-Está bien.- contesto y trato de bajar mi tono, me encuentro alterado por algo que no debería sacarme tanto de mis casillas. Bell vuelve a salir por la puerta y yo intento despejar mi cabeza, no puedo mentir al respecto, realmente me siento culpable.

La media hora pasa rápido y me encuentro en medio de la reunión, el día se vuelve agobiante por la mañana, tres horas seguidas, para luego cambiar de sala y meterme en otra a escuchar otra reunión, para cuando me doy cuenta ya son las 2 de la tarde. La cabeza vuelve a dolerme y se me hace difícil concentrarme.

Tomo una pastilla para alejar la migraña y vuelvo a prestar atención a mis colegas que exponen. Hemos comido sushi en un entretiempo que nos hemos dado para poder descansar y así alimentarnos, luego de eso se vuelve al tema central de la charla.

Para cuando mi tercera reunión en el día termina ya son las 4 de la tarde.

Vuelvo a mi Suite y encuentro que mi café ya estpa sobre la mesa, lo miro de reojo y me acerco hacia él para tomarlo pero cuando lo hago nuevamente encuentro fallas.

Demasiado amargo.

Vuelvo a dejarlo en la mesa y cualquier apetito que tenía desaparece. Tengo 15 minutos para relajarme y me extiendo sobre mi silla flexible, he estado de mal humor en todo el día, en realidad a partir de ayer. El estrés me está agobiando y haciéndome enojar por cuestiones sin sentido. Esto no debería sucederme, soy un adulto y debo saber a que tomar importancia y a que no pero en este momento me cuesta demasiado controlarme.

Tocan la puerta y veo por la cámara que es Bell le digo que pase y ella entra.

-Señor vengo a dejarle el discurso impreso para mañana.- dice

I'm Yours.➳ MewArt. [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora