Yíal se hallaba sorprendido, postrado ante de la cama, a sus pies un vaso había caído y se había roto, ante el, arrodillada en la cama y abrazándole con fuerza una joven de pelo argenteo. Un instante antes de aquello se volteaba con el vaso, ahora roto, tras haber escuchado su nombre, pronunciado por Aria que acababa de despertar. En cuanto se giró la cara de la chica pareció iluminarse y se lanzo a una velocidad que a él no le dio tiempo a reaccionar.
-¿A-Aria? -estaba confundido con la reacción de la chica que siempre había sido tan temerosa y tímida.
Sin saber que hacer intentó suavemente zafarse del abrazo de la joven, lo que le llevó a tropezar y caer al suelo junto con Aria, que no le había soltado. La jarra metálica de agua también había caído con gran estruendo, al golpearla Yíal mientras intentaba agarrarse a algo para evitar la caída. Ahora se encontraban en una posición más peligrosa según lo veía el joven. La chica estaba casi tumbada encima suya, cara a cara le miraba a los ojos desviando momentáneamente la vista hacia sus labios y retornando a los ojos, ella respiraba algo nerviosa, notaba el corazón de la chica acelerado contra su pecho. En algún momento había empezado a sentir calor. A través de la ropa notaba el cuerpo de la chica contra el suyo, su calor, sus curvas. Intentaba pensar en algo más pero su mente era acosada con cantidad de pensamientos que no controlaba. En algún momento se había quedando mirando los labios entreabiertos y húmedos de la chica. Volvió a mirar a esos increíbles ojos rojos de pupilas rasgadas con los que la chica le observaba. Y su mente se quedo completamente en blanco. Comenzó a acercar su cara a la de la chica. Dos golpes en la puerta se oyeron y esta se abrió. Pasó un joven mirando alrededor mientras hablaba.
-He oído un golpe, ¿esta todo... -vio a los dos jóvenes en el suelo, sus labios a punto de juntarse, estaba claramente confundido por la situación. -bien? ¿Que? -se quedo mirándolos y los dos del suelo a el. Pasó casi medio minuto hasta que volvió a hablar. -Disculpad. -dijo mientras salia y cerraba la puerta tras de si.
-¡Espera! -gritó Yíal que quería corregir el malentendido.
Un par de minutos después hablaba con con quien había entrado. Insistiendo en que no estaban haciendo nada, quizá insistiendo demasiado como para ser creíble. Quizá intentando convencerse a si mismo.
-Mi nombre es Lear Ethrian. Yo soy quien ha estado vigilando tu salud desde que llegaste, aunque supongo que realmente quien ha velado por ti ha sido Aria. -ella se peinaba intentando distraerse de la conversación de ellos. Seguía sonrojada, seguramente le seguía afectando lo que había pasado antes. -Es increíble que te puedas mover tanto tan rápido, después de todo el tiempo que has pasado inconsciente.
-Gracias por la ayuda, mi nombre es Yíal Echoed. ¿Como que tanto tiempo? ¿Cuanto llevo inconsciente?
-Llevas en aquí seis meses. -Lear respondió rápido y conciso.
-Ya veo... -Ya habían pasado seis meses desde aquel combate en el que fuera herido, pero había algo que aún no sabía. -¿Donde es aquí exactamente?
-Estas en Amithria, capital de Caeledriam, reino de los Uria. Te trajimos tras rescataros después del combate con los exorcistas. -se quedo un momento callado, meditando algo. -Ahora si me disculpas tengo cosas que hacer y tu debes estar hambriento, Aria te puede llevar hasta la cocina, pídele al servicio que te hagan algo. Después puedes hacer lo que quieras e ir donde quieras. Pero más tarde el rey querrá conocerte probablemente. -dijo esto con normalidad, lo que hizo que a Yíal le resultaba doblemente raro.
Tras eso salio por la puerta, dejando solos de nuevo a los que habían sido compañeros de viaje. Se miraron y desviaron la mirada avergonzados. El chico no paraba de preguntarse una y otra vez: ¿Que ha pasado antes? Aún recordando la situación no entendía su propio comportamiento. Miró de reojo una vez más a Aria, desde hacia rato su aspecto había vuelto al de una chica normal. Se fijó, sin saber muy bien por que, más en ella, su pelo liso y suave ahora transportaba una fragancia a flores, esto lo había detectado cuando le abrazaba. Sin darse cuenta siguió bajando su mirada, sus carnosos labios tenían un ligero corte, seguramente por el frío que suponía hacia por la época del año en que se debían encontrar, dentro de la estancia se estaba bien, quizá demasiado acalorado por lo que empezaba a notar. La chica llevaba un vestido de color azul claro, y sus curvas se adivinaban a la perfección, su pecho, si bien podía ser algo modesto, no dejaba de atraer la mirada de Yíal, que seguía bajando con sus ojos, de cintura delgada y la cadera algo más ancha. Ya había visto esa figura antes, la primera vez que la vio en Sceint, pero ahora se encontraban a menos de tres metros y a pesar del tiempo que había pasado viajando junto a la chica, parecía darse cuenta por primera vez del atractivo de ésta. Volvió a mirarla en esos ojos marrones grandes y expresivos, ella le devolvía la mirada. En algún momento sin darse cuenta se había girado del todo hacia ella.
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Crónicas De Las Sombras: Despertar
FantasyEsta es la historia de un conjunto de personajes que entrelazaran sus destinos en su viaje por un mundo que poco a poco se acerca a su final. En todas partes ha habido un incremento en el numero de Sombras, espíritus malignos que atacan el mundo, na...