Se encontraba en el campo de tiro. Tensó su arco, apuntó y disparó. Dio en el centro de la diana situada a veinticinco metros de el. Cogió otra flecha del carcaj que tenía a su lado. Respiró hondo y disparó de nuevo. El impacto fue el mismo. Cogió otra flecha. Cuando se sentía agobiado por el trabajo iba ahí. Disparaba durante un rato y volvía a sus quehaceres. En el combate el se consideraba un arquero, pese a su capacidad elevada para el combate cuerpo a cuerpo. Si solo pudiera aguantar más ese ritmo pensaba entre dientes. Le molestaba en parte que aquél chaval hubiera descubierto tan rápido cual era su singularidad. Aunque no tenía mucha importancia, pues solo él y Atai la sabían. Este ultimo la averiguó tras potenciarse múltiples veces en una practica de combate entre ambos. Más de lo que ningún Uria hubiese hecho jamás. Tras eso estuvo en cama casi un mes, con huesos rotos y diversas heridas. Pero haciendo esto logró moverse muy lentamente en ese "tiempo parado" que el arquero provocaba. Suspiró. Tensó el arco y disparó. Otro acierto como los anteriores. Que el guerrero descubriera su singularidad les permitió a ambos descubrir la de él. Los Uria tenían un limite al que podían potenciar sus capacidades físicas. Atai no. O al menos no habían llegado a el. A mayor era la potenciación más daños sufría el cuerpo y menos tiempo duraba dicho efecto hasta que en el cuerpo aparecían heridas y lesiones. Por tanto, mientras que un guerrero Uria normal usaría una potenciación débil durante hasta media hora, Atai solo aguantaba su nivel más bajo unos minutos. Desde joven había mostrado que su capacidad mínima ya era superior a la de otros Uria. El guerrero más fuerte de Caeledriam. Por esa capacidad y su dominio de cualquier arma merecía ese titulo. Un Uria en toda regla. Quizá era eso lo que más le molestaba de que se supiese su singularidad. Entre los Uria no había sourkers, ya que todos ellos tenían baja o nula capacidad espiritual y todos poseían la misma singularidad, con ligeras diferencias de potencia. Su singularidad y sus ínfimas capacidades como sourker hacían denotar que en su ascendencia no todos eran Uria. No le molestaba el hecho de no ser Uria. Le molestaba el hecho de ser diferente. Volvió a disparar. Esta vez el tiro desviado se clavó en el suelo a un metro de la diana. Suspiró.
-Has perdido practica. -Dijo una voz tras él. Lear sonrió mientras se giraba
-Hola Max. Es solo que estaba distraído. -cogió una flecha más y disparó. Otro acierto en el centro de la diana. -¿Ves?
-Otra vez estas dándole demasiadas vueltas a las cosas. ¿No? -ese hombre parecía tener una capacidad especial para leer a la gente.
-Bueno, es parte de mi trabajo. Pensar las cosas. -dijo algo desanimado. Sabía que a lo que le daba vueltas no tenía nada que ver con su trabajo.
-Quizá esto te anima. -le mostró una funda grande. De medio metro de largo y unos treinta centímetros de ancho. -Un regalo. He estado trabajando en esto un tiempo, así que espero que te guste.
Lear le miró extrañado. Cogió la funda. Era pesada. La dejó encima de un banco de trabajo que usaban para reparar arcos. Abrió la funda y observó con curiosidad su contenido. Había una especie de vara curva plegada en tres partes. Al lado una caja metálica de puntas redondeadas a la que le faltaba una cara desde la que se veían cuatro tubos de cristal de un color azul oscuro. Miró al herrero buscando explicaciones pero el simplemente miraba expectante. Decidió empezar por la vara. La sacó de la funda y se desplegó sola, formó un arco de alrededor de metro y medio de largo, con una cuerda fina de reflejo férreo. Extraños símbolos aparecían y desaparecían por la extraña superficie del arma de material metálico. A la altura de donde se disparaba había una rueda que podía girarse con facilidad con el dedo mientras se sujetaba el arco. Lear acarició la superficie del arma. Era interesante, aunque no sabia como funcionaba, ya que estaba seguro que debía tener alguna función especial. Miró al fabricante de tal instrumento en busca de instrucciones. Este simplemente le invitó con la mano a que lo usara. Se resignó de intentar sacarle información. Fue a coger una flecha, pero Max se las alejó.
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Crónicas De Las Sombras: Despertar
FantasíaEsta es la historia de un conjunto de personajes que entrelazaran sus destinos en su viaje por un mundo que poco a poco se acerca a su final. En todas partes ha habido un incremento en el numero de Sombras, espíritus malignos que atacan el mundo, na...