No moriste

24 2 0
                                    

Ayer te vi. Comprobé que estas vivo. Que desapareciste pero no moriste como siento que fue, todos los días sin oír tu risa y sin ver tus ojos abiertos enfrente de mí. Comprobé que sigues tan guapo como el último jueves que te vi, vi tus jeans, tu sudadera negra que muchas veces quedo oliendo a mi perfume, vi tu cara y vi que no estas feliz. Por alguna extraña razón no te vi contento. Pero esta vez no estoy ahí para intentar sacarte una sonrisa y abrazarte. También comprobé que me quieres. Todavía. Ojala pudiera saber por qué te fuiste.

La forma en la que de lejos me mirabas y luego te escondías y la manera en la que poco a poco te acercaste saludarme... no sé, me hace pensar que sientes algo por mí, culpabilidad o cariño.

No moriste. Apareciste de repente entre la gente y entre las mesas del bar mientras una banda de rock tocaba una canción lenta. Creí que iba a darme un infarto, nunca latió tan rápido mi corazón, estabas ahí entre la gente en el mismo lugar siendo como un "extraño", de verdad eras tú. ¿Era la noche para decirte todo lo que quería decirte? ¿Era el momento para tomarte de la mano y salir corriendo de ahí y a mitad de calle tirarme a tú pecho rodeando tu torso con mis brazos y soltarme a llorar? Quizá me besabas quizá me rechazabas.

No sabía si era la noche para gritarte en la cara lo cobarde que eres, para gritarte que ojala hubieras podido terminar conmigo antes de empezar a salir con otra. No sabía si era la noche para gritarte que te extraño que sentía como si hubieras muerto, que me rompiste, que necesitaba solo un abrazo en silencio de despedida, un abrazo por lo que vivimos. Por la noche en la que casi morí.

Disimule todo el rato como si no te hubiera visto, como si tú no estuvieras ahí, como si tú fueras un extraño como si no fueras tú la persona que me conoció trasparentemente, como si yo no estuviera rota con mis labios pintados de rojo sonriendo todo el tiempo.

Pretendí que eres un extraño y tú pretendiste lo mismo. Y fue triste, intentar vernos desde fuera distantes como extraños entre la gente tal y como nos vimos la primera vez que nos encontramos en aquella fiesta. La historia se repitió, dos extraños y desconocidos que apenas y se saludaron y se miraron, pero esta vez teníamos toda una historia escondida detrás. Dos extraños que solían ir a shows de punk abrazándose, bebiendo y riendo todo el maldito tiempo, bromeando y tan tu y yo... ¿en qué momento nos convertimos en extraños?

Bien dicen que todo termina como empieza, dos extraños, pero ahora con recuerdos juntos.

Poco a poco tuviste la decencia o el cinismo, para irte acercando a mí a saludarme. No sé si reclamártelo o agradecértelo. Un simple hola como si fueras cualquier otro conocido apenas y amigo, como si yo no supiera toda tu historia y como si nunca hubiéramos dormido juntos. ¿Cómo es posible que después de dormir en la misma cama, desayunar en la misma mesa, viajar en el mismo auto, sufrir el mismo dolor, ahora me hayas dicho un estúpido y miserable hola? Y te hayas ido del bar sin despedirte, pero claro tu costumbre es irte así, huir de lo que se siente, huir de los sentimientos, huir de quien te ofrece cariño.

Me metí al baño a llorar, sentí como si se me estuviera vaciando el pecho junto con todos los momentos contigo como si me estuviera vaciando de ti.

Al salir del baño, casi al final de la noche, conocí a otra persona...iba a pedir mi taxi pero decidí quedarme, me dijo que quería conocer todo lo que hay en mi mente, platicamos bastante y me pidió mi número. Todo lo malo trae consigo algo bueno. 

Relatos a ratos de un corazón rotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora