Parker P. || Do not cry ||2

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—Me han dicho, que Parker la ha engañado.

—Yo he oído que ha abusado de ella.

—Nada de eso es cierto, de seguro ella se acercó a él por una apuesta.

El tiempo pasaba. El dolor se había sentado en el corazón de un joven parker, quien cerraba sus ojos con fuerza al sentir su soda fría caer por su cabeza hasta sus ropas. El nudo en su garganta crecía ante las risas de a su alrededor.  Frente a él, Aisha sonreía de lado, vaciando la lata ajena sobre su primer amor y sufrimiento.

—Ya déjalo.

La voz de Ned se hizo presente, causando que la pelinegra soltara una risita. Lanzó la lata en su dirección ante de voltearse, dirigiéndose directamente a su mesa, a un lado del insoportable Thompson.

Peter abrió sus ojos de a poco, su mirada se dirigió a su mesa queriendo ignorar los murmullos que parecían crecer ante la escena. Dos semanas habían pasado de la misma manera. Con la mujer lanzando sus libros en el pasillo, sus útiles en las clases; desperdiciando sus bebidas o alimentos sobre él, incluso había llegado a empujarlo cada vez que pasaba a su lado. Si ella quería que él sintiera un poco del dolor que había en su corazón, lo había logrado.

Peter limpio su rostro con las mangas de su suéter, buscando de tal manera que sus lágrimas no se notaran. A su lado, su mejor amigo suspiró pesadamente.

—Esto no puede seguir así, Pet.

—E-esta bien.

—No lo está, ¡esto es demasiado! Debes hablar con ella.

— No quiere.. Lo he intentado, pero…

El timbre resonó, dando inicio a la próxima clase y con ello un final a la conversación del par. El menor se levantó de su asiento, con mochila en mano corrió hasta el baño. Su corazón estaba en sus manos, sus ojos comenzaron a dejar salir las lágrimas que había estado conteniendo. Estaba cansado emocionalmente, ¿como podía seguir soportándolo?, ni siquiera había podido hablarle como su alter-ego. Secó sus lágrimas antes de lavar su rostro y cabello como pudo, se deshizo de su suéter quedando con una camisa celeste, esta se había salvado parcialmente de la bebida. Algo que agradeció. A partir de ahora comenzaria a llevar botellas de agua, se alejaría de las sodas de una vez por todas.

Aisha entró entre risas al salón, risas para nada honestas. Se sentía como una muñeca, ocupando el lugar de su ex mejor amiga en el instituto. Ahora era a la que volteaban a ver, a la que llamaban para las fiestas y le seguían levemente los pasos. Nada de eso servía, y es que el vacío de su corazón seguía intacto con el pasar de los días. El molestar a su amor era una manera grata de convencerse que lo odiaba, y más aún, que él igual lo hacía.

Parker entró corriendo al salón, pidiendo disculpas se sentó detrás de la pelinegra. El único asiento disponible. Aquello era una silenciosa tortura.

El sol comenzaba a esconderse, una pelinegra caminaba por las calles Queens tras salir del instituto. Aquel día su madre llegaria tarde, no había prisa para llegar a su hogar, necesitaba un poco de tranquilidad en una compañía solitaria. Estar rodeada de gente la hacía sentir menos miserable, observaba sobre la banca de una plaza a las familias pasar. La melancolía corría en su corazón, la necesidad de dejar todo en aquel instante había estado presente hace días. Su madre se encontraba en una nueva relación, eso explicaba sus ausencias, ausencias que la hacían sentir miserable. Podría en cualquier momento lanzarse de un edificio, y todo estaría bien. Posiblemente nadie la extrañaría, no entenderían su dolor y solo pasaría a ser una adolescente que quería llamar la atención tras una muerte.

One Shot's || Marvel. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora