'Reflexión'

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-Le suplico que me deje hablar. -dijo buscando mi mirada una y otra vez.

Yo decidí rendirme y comencé a escucharlo con total atención.

-No la he traído aquí para sacarle información ni para hacerle un interrogatorio. Estoy aquí porque su vida está en peligro.

-¿Qué? -entonces levanté la cabeza, algo sorprendida y asustada a la vez.

-Sí. Mire, yo soy director ejecutivo de esta empresa. Por si aún no se ha dado cuenta, de C&R International.

Abrí los ojos como platos al escucharlo.

-¿Usted...es el heredero de...?

-Así es. -asintió con la cabeza, con una mirada algo fría.

-Disculpe mi compostura. -dije aclarándome la garganta y enderezándome aún más, con el máximo respeto.

Al parecer esos gestos por mi parte, no le causaron mucha gracia, pero decidió seguir hablando.

-Volviendo al tema...Esa mujer, Ross, por la que se hizo pasar por ella ayer en frente de mi padre, es sospechosa de ser la líder de la organización Sekai. Ha escapado fuera del país.

-¿Y por qué me tuve que hacer pasar por ella? ¿Acaso eso no me pone a mí en riesgo? -negó instintivamente con la cabeza.

-Parece que sí, pero no es como piensa. Mi padre ha conocido a muchas mujeres en su vida, que al rato se ha ido olvidando poco a poco de...ellas.

-Aún así, si es tan famosa como usted dice...Estoy segura de que recordará mi rostro.

-Aunque fuera así, yo soy su hijo. -dijo acomodándose la camisa y levantándose de la mesa con delicadeza.

-Y...¿qué tiene que ver?

-Mucho. Mi padre, a pesar de su actitud, tiene muy buena relación conmigo.

-¿Quiere decir que si pasa algo así...usted me ayudará a salir de ese tipo de situaciones?

-Como le digo, eso no va a pasar. Así que no hay por qué seguir pensando en ello. El problema es, que la policía nacional del país, está empezando a buscar a su padre. Sí, me acaba de decir que falleció hace unos años, aún así...

-Es verdad que no encontramos el cuerpo de padre, pero...-entonces me quedé callada.

-Si no dan con su padre, darán con usted. -eso me paralizó el corazón.

-Tiene razón, pero aún así me niego a pensar que padre es un asesino de...

-No la obligo a que piense eso.

De pronto, se hizo un silencio que inundó la sala durante varios segundos.

-¿Y usted? -le pregunté.

-¿Yo?

-Sí.

-¿Qué pasa conmigo?

-¿Por qué? ¿Por qué yo? ¿A caso no había otra mujer que se hiciera pasar con esa señora? ¿Qué estaba haciendo usted en ese aquel entonces? ¿Y por qué me está ayudando? ¿Por qué me retiene aquí? Podría habérmelo dicho mañana o en otro momento, sin tener que encerrarme aquí durante una noche entera. Incluso tengo un trabajo, ¿sabe? Lo perderé si sigo-

Entonces colocó uno de sus dedos en sus labios, indicando silencio.

-Perdóneme. Aún hay cosas que no me encajan. -le hice saber, con total sinceridad y honestidad.

-Primero de todo. No, usted es importante en cuánto a este asunto, más de lo que piensa. Segundo, en aquel entonces, estaba solucionando el problema, intentando parar el vuelo de Ross, pero llegué demasiado tarde y no tuve otra que volver a por usted. Conocía las intenciones de mi padre y no quería eso. Tercero, no creo que la esté ayudando. Simplemente le estoy comunicando las cosas. Y no podía perder más tiempo, pues la iban a encontrar los agentes de policía y no quería eso. Y por último, su trabajo. Aunque ha estado años y años estudiando para esto, y puedo ver que le gusta su trabajo, ahora necesito algo, y es que usted ingrese a la RFA.

-¿RFA?

-Sí, la organización que hace fiestas benéficas para ayudar a los que lo necesitan. ¿Lo recuerda?

-Sí, claro, pero...¿Por qué?

-Me gustaría comprobar algo.

-¿El qué?

-No se lo puedo decir todavía.

-Al menos, quiero que por favor...Me deje hacer mi vida, como cualquier otra persona. Ir a mi apartamento, trabajar, etc...

-Por supuesto, ¿qué tipo de persona sería si la tuviese aquí encerrada todo el tiempo? No somos nada, no nos conocemos de nada, y por supuesto no sería capaz de hacer tal cosa. -dijos seguro de sí mismo y acompañándome hacia la puerta de entrada.

-Perdóneme por las molestias, y gracias por la estancia y las comodidades. -dije agachando la cabeza.

-No merezco tu gratitud, ya que no ha pasado nada en especial. -dijo encogiéndose de hombros.

Sí, pero una no está acostumbrada a este tipo de vida.

-Bueno, iré a darle de desayunar a Elizabeth. Espero que tenga un buen día. -dijo para al final de la frase, soltar un pequeño suspiro.

-Igualmente, señor Han.

Luego de esas simples frases, salí de su apartamento y me dirigí de vuelta a mi trabajo, pensando en lo que había ocurrido. Nada más llegar, le pedí disculpas al director del hospital por lo que había estado ocurriendo, y él me comunicó que no había ningún problema, pues era Jumin Han de quien se trataba. Y aunque eso me tranquilizó un poco, de camino a mi apartamento, no pude dejar de pensar en ello, ni en él. Era diferente a todos los hombres que había conocido, y eso de alguna forma me intrigaba. Aunque por otra parte, podía notar la gran oleada de soledad que le envolvía. Al parecer lo único que tenía en su vida era su gata, y su padre mujeriego. De alguna forma, me entristecía ver todo eso en su vida. Al llegar a mi apartamento, me llegó un mensaje de un desconocido.

- Buenas. Espero que haya llegado sana y salva a su apartamento. Le paso el enlace de la organización por si decide unirse. No la quiero presionar con esto ni mucho menos, pero quería que se lo pensase, pues he estado investigando y puede que usted aporte muy buenas cosas a la fundación. Un saludo. Jumin Han.

A continuación me plantó el enlace. Estuve pensando en unos momentos. Aún habían demasiadas que no me encajaban, demasiadas. Y el hecho de que tuviera mi número sin habérselo dado me daba escalofríos, pero en el poco tiempo que he permanecido junto a él, me he dado cuenta de que no es para nada una mala persona. Sus intenciones son buenas, o al menos eso he captado, así que empecé a despreocuparme por momentos.

Jumin Han & Tú 'Parte De Tu Mundo'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora