Parte 4 - Vamos al Nice Club

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Nicol

Me quité el casco negro, aparcando mi motocicleta frente al estudio de tatuajes de Will, en el que Scott y yo trabajábamos ya hacia un tiempo. Empujé una de las puertas de cristal, entrando. Lo primero que tuve a la vista fue a Will acostado sobre el sofá de cuero negro que teníamos en la entrada.

— Terminator — dijo saludándome con una sonrisa.

Dejé mi casco sobre el mostrador, acomodándome en mi puesto.

— Con este calor vas a dejar esos tatuajes pegados en el sofá.

Y es que, si Scott y yo teníamos tatuajes, Will tenía piel en los tatuajes. Hasta el momento el único lugar que le conocía sin tinta era su cara.

— ¿Cómo va la escuela?, ¿ya casi eres doctora? — Preguntó divertido.

Reí.

— See, algo así.

— Ey enana, ven — la cabeza de Scott se asomó por la puerta de su estudio.

— Me voy a dormir, despiértenme si pasa algo — dijo Will, dándome la espalda y acostándose completamente en el sofá.

Sí, ese era nuestro jefe.

Me levanté de mi asiento caminando hasta donde estaba mi hermano.

— No voy a ir a comprar nada — hablé, antes de que él lo hiciera.

Scott me miró.

— Que agresividad — luego me mostro su libreta de diseños — y yo siendo buen hermano.

Me acerqué para mirar mejor.

— ¿Son los diseños que te pedí?

— No, te estoy enseñando mis dibujitos para que me felicites — habló sarcásticamente.

Ignoré su comentario, tomando la libreta para comenzar a verlos.

— ¿Te vas a hacer un nuevo tatuaje Nicky?

Alcé la vista, encontrándome con Will.

— ¿Qué no te ibas a dormir? — le pregunté.

— El chisme es primero — dijo, para luego bostezar.

— No, es para un chico que perdió una apuesta contra mí — hablé, volviendo a mirar las hojas.

Oí su risa.

— Esa es mi Nicky. Consiguiendo más trabajo para el local y humillando gente — rio por última vez, para luego irse.

Sonreí al ver el diseño. Había encontrado al elegido.

— Este — dije mostrándoselo a Scott.

Giró un poco su cuello, para mirarlo, y sonrió igualmente.

— Sí, supuse que ibas a elegir ese.

Me levanté de la silla.

— ¿Lo puedes hacer hoy?

— ¿Y yo qué voy a saber? Tú eres la chica horarios.

Le levanté el dedo medio y fui hasta la computadora, para revisar si tenía algunas citas.

— Pues, tienes una cita hasta dentro de dos horas — sonreí malévolamente — así que sí.

— No se diga más, hay que humillar gente — dijo frotándose las manos con una sonrisa.

Tomé mi celular y busqué el número de Ryan, hasta que lo encontré y lo pulsé. Luego de varios segundos de espera, contestó.

"¿Hola?" — Su voz sonaba como que estaba dormido. Ahh, no podía tener mejor noticia al despertar.

Y fuiste túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora