VIII

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TARRASA,ENERO 2018

Si Aitana con dieciochos años tuviese que señalar el momento de su vida en que había mostrado más valor, probablemente cualquier de los relacionados con la Academia estarían entre los primeros. Quizá cuando se presentó al casting, o la primera vez que cantó en directo en un estudio de televisión antes cientos de personas. 

Pero su momento estrella fue decidir besar a Luis.

Porque no hay mayor valor que ser el primero en besar.

Aunque hubo bastante alcohol implicado claro.

Pero Aitana consideraba que eso no le restaba mérito.

Llevaban una hora bailando después de las uvas. También unas cuantas copas de cava. Pero para ser completamente justo, Aitana había decidido que iba a besarle aquella noche antes de la primera copa de cava.

Pero fue justo en ese momento mientras cantaban Camina, su himno, el de todos, cuando Luis abrió los brazos para levantarla en vilo y abrazarla durante unos segundos más que a los demás, cuando reunió el valor para susurrarle al oído.

- Ahora sí

Luis se apartó sorprendido. ¿Había oído bien?. Ella sonrió y señaló con un gesto de la cabeza hacia la zona de los baños.

Solo un beso, se prometió Luis, mientras la seguía hasta allí cuando se apagaron las luces del directo y poco a poco todos se fueron retirando hacia la habitación.

Solo un beso, porque, qué demonios, los amigos se besan en Fin de Año (aunque ya era año nuevo) y no tenía por qué significar nada transcendental.

Solo un beso porque había bebido lo suficiente para no tener fuerza de voluntad para negarse a su sonrisa.

Y también porque llevaba dos meses queriendo hacerlo. 

Así que la siguió al baño y la encontró en la misma ducha que habían ocupado un par de tardes atrás, todavía con el vestido negro y sin los zapatos.

El vestido no era peor que alguno de los que le había visto en las galas. Lo que lo había torturado toda la noche era verla descalza. Y era algo raro porque nunca se había fijado especialmente en los pies de las mujeres, pero los pies descalzos de Aitana llevaban toda la noche volviéndole loco y provocándole una ternuna casi insoportable.

Quizá había bebido más de lo que pensaba.

Entró en la ducha con ella y de forma inconsciente, o quizá no tanto, volvieron a la postura en la que estaban cuando Aitana habría frenado.

"Aún no", le había dicho.

Pero ahora sí.

En el ambiente tan reducido era fácil oler el aliento cargado de alcohol de ambos.

Se quedaron uno frente a otro enfrentados en un duelo de voluntades. Ninguno de los dos quería ser el que besara primero.

Que narices, Luis se inclinó hacia ella porque Aitana había propuesto esconderse en la ducha y podían declararlo un empate técnico. O también podía considerarse perdedor, en esos momentos no importaba demasiado. 

Aitana no estaba segura si le daba vueltas la cabeza por el beso o por el cava. En el  aliento de Luis había tabaco y alcohol. Debería haber sido francamente repugnante.

Pero no.

Se puso de puntillas para ahondar en el beso.

Y qué es de un beso entre amigos para celebrar el año nuevo sin algo, una pizca, de lengua.

6 años y una vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora