7- La tirolina Weasley.

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VII- La tirolina Weasley

—¡Buenos días, Sev!

George descorrió las negras cortinas de la habitación de Severus Snape. Las había agregado el mismo profesor de defensa contra las artes oscuras para evitar que un solo rayo de ese espantoso sol penetrara en su cabaña, pero ahora tenía a uno de los gemelos… ¡Dentro de su propiedad!

Snape abrió los ojos dispuesto a lanzarle una imperdonable cuando por el rabillo del ojo captó al otro gemelo, Fred, acercándose a él. El joven agarró las finas sábanas de la cama y las apartó del cuerpo del profesor, desarropándolo completamente.

—¡Levanta, dormilón!

¡Eso era el colmo! ¿Por qué demonios se tomaban esas confianzas los malditos clones esos? Severus se levantó de la cama con una expresión realmente aterradora, pero los gemelos no le hicieron caso y tendieron sobre la cama un nuevo conjunto playero. Snape lo miró de reojo, no quería que se enteraran de lo cómodos que le resultaban esas ropas en la isla, pero no pudo evitar abrir la boca desmesuradamente cuando se dio cuenta de que en la camisa de flores habían aparecido unos bordados demasiados llamativos.

—¿Qué es esto? —preguntó abriendo los ojos mientras seguía mirando la camisa.

Fred sonrió, satisfecho.

—Hemos pensado que ya que nosotros te proporcionamos la ropa, podías pagárnoslo con publicidad gratis.

—No me tutee, señor Weasley. ¿Y quién les ha dicho que quiero ponerme una camisa en la que aparecen anunciadas todas las tiendas del callejón Diagon?

George miró al suelo, con aparente disculpa.

—Bueno… nosotros también teníamos que ganar algo… por eso aparte de “Sortilegios Weasley” también hemos hecho algún que otro trato con los establecimientos más importantes…

Fred ensanchó su sonrisa, dispuesto a convencer al profesor que aún estaba atónito.

—Pero míralo por el lado bueno, Sev: Ahora dispondrás de toda la ropa que quieras.

Snape lo miró con sarcasmo. ¿Para qué quería él ropa si siempre llevaba la misma túnica negra? Bueno, lo cierto es que se la cambiaba, pero en su armario sólo podían encontrarse túnicas oscuras compradas e importadas de España, lino gótico de primera calidad.

Finalmente el hombre resopló. Si ya era imposible mediar con esos demonios pelirrojos cuando estaban en Hogwarts, ahora era simplemente impensable. Por mucho que hubieran crecido, Severus seguía viendo en ellos a los mismos gemelos de once años que habían entrado a Hogwarts en el ochenta y nueve.

—Lo curioso es que el único edificio respetable del callejón Diagon sea Gringotts y no aparezca en la camisa…

Pero no terminó de decir las palabras, puesto que uno de los gemelos, no sabría decir quién  (la verdad, si fuera por Snape serían: Weasley malo y Weasley aún más malo) levantó la camisa y la giró, quedando a la espalda un gran cartel que rezaba:

Gringotts, money and jewels at the moment.

Genial… no sabía por qué, pero no le sorprendía en absoluto que el lugar donde guardaba todos sus ahorros ahora pareciera un anuncio malo de teletienda.

—¿Son conscientes de que ni por todas las varitas de Ollivander…? —frunció el ceño al apreciar que Ollivander's  tenía también su anuncio en la blusa playera. -¿Saben que no me voy a poner tal atrocidad, verdad?

Para su sorpresa, los dos gemelos asintieron y dejaron la ropa en la cama de nuevo, sin perder la sonrisa, como si les acabara de dar el día libre para hacer el tonto… lo cual harían de todos modos…

Vacaciones Mágicas en Bahikki [Dramione- Harry Potter]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora