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Mikkel Jensen.

-¿Nuevos reclutas?- pregunto mi amigo quien se dirigía junto a mi al patio de entrenamiento. -Creí que el Palacio tenía millones de esos-

-Si, ya sabes después de lo de Antón, mi padre ha estado duplicando la seguridad, y que mejor aquellos que aún no prestan su servicio a la corona- mis manos permanecían en mi espalda y mi gesto serio.

-Vaya- pronunció. -Creo que alguien no debería estar aqui- iba mirando hacia al suelo.

-¿Por que lo...- mi vista se detuvo en lo que veía mi amigo Rasmus.

¿Una chica? ¿Mi padre había reclutado a una chica?

-¿Crees que ella realmente este entrenada?- la pregunta de mi amigo me devolvía la realidad.

-No lo sé, pero papá No creo que papá sepa de esto- aparte la vista.

-Mikkel, ven aqui- me llamó mi padre desde el otro extremo, con pasos firmes avance hasta él.
-¿Que te parecen los nuevos reclutas?- gire a mirar a los otros tres que había ignorado completamente al ver a la chica y a mi amigo observandola a lo lejos.

-¿En verdad llamaste una chica?- pregunté sin pensarlo.

-Claro, es de las mujeres que se han preparado militarmente aquí, además sólo ella no ha prestado servicio- dijo como si nada.

Mire a los otros tipos a lado de ella parecían los hombres más peligrosos del país entero.

-¿Es de este pais siquiera?- La idea de una extranjera merodeando  me alertó, tal vez quisieran levantar un plan en mi contra.

-Si, lo es, Katrine Rask, vivía aquí hasta los cinco años cuando fue adoptada por Elliot Banner, ingreso a los dieciocho al Ejército alemán y trabajo para la casa Blanca hasta ayer- dijo como si nada -¿Y porque sólo interés en ella? ¿No consideras una amenaza a los demás?- me interrogó.

-Si, pero nunca confíes en una mujer...- su risa me calló.

-Vamos, que machista, sabías que yo tenía una guardaespaldas hasta que se retiró por maternidad, son más bravas si me lo preguntan y poseen un magnífico sexto sentido- dijo orgulloso.

-Ya lo veremos- entonces soñando un silbato y colocándose todos en una fila delante de mi observe a cada uno.

Quizás detrás de una carita de Ángel escondía algo peor, ya veremos de que es capaz.

Tomé sus expediente, aquellos hombres eran jovenes, no habían presentado su servicio porque apenas y terminaron su entrenamiento, ella ya era mayor.

-¿Por que no te has presentado antes si tenías entrenamiento militar? Es tu deber ¿Lo sabes?- me dirigí a ella.

-Lo siento, pero hace veintidós años que no resido aqui- su mirada puesta en un punto fijo, su postura recta y su calma al hablar y respirar.

-De acuerdo, usted está designada al área de cocina, las mujeres de servicio se sentirán en paz con usted- y cerrando su expediente seguí con mis deberes con aquellos chicos también.

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Besos. Sam. ❤

El Príncipe De Dinamarca (DISPONIBLE COMPLETA EN "SUEÑONOVELA")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora