P.V. John
Luego de haber venido a traer a Emma a su casa decidí volver a pasar la noche con ella, amaba hacerlo, dormía de las mil maravillas.
Subimos las escaleras y al llegar a su cuarto a esta se le iluminaron los ojos con apenas ver su cama, ¿Ven por que les digo que es tierna? , por estas pequeñas cosas.
-¿En qué piensas?- Trataba de bajarme los pantalones y sacarme esa incómoda camisa, todo por complacerlas a ambas, mama y Emma.
-¿Qué haces?- al levantar la cabeza y ver donde señalaba me di cuenta que ella no contaba con la idea de yo volver a quedarme aquí con ella.
-Me preparo para dormir- le dije como si fuera lo más obvio.
-Tienes que volver a casa, tu mama te espera- dijo agarrando la ropa que me había quitado del suelo y la estiraba en su brazo para entregármela.
-No volveré ahi- la agarre por la muñeca tirándola así hacia mi, pudiendo sentir su suave olor a arándanos y su piel suave a través de la ropa que la tapaba.
Su pulso se aceleró solamente con mi tacto, sentía cada latido a través de mis dedos, se sentía sensacional saber que ella estaba así nada más y nada menos que por mi.
-¿Por qué no?- dijo en un susurro, la manera como su boca se movía cada vez que hablaba me volvía loco.
-Por que quiero dormir contigo Emma-dije entrándole un mechón de pelo detrás de la oreja.
Ella no dijo nada solo se quedo mirándome a los ojos, la amaba, dormir con ella era subir al cielo y no querer bajar, como sus brazos me rodeaban, aunque ella no lo hace conscientemente pero se siente malditamente bien.
Se alejó un poco de mi, estaba a punto de protestar pero al ver que era para quitarse los pantalones y los brazzieles me quede callado.
Sus ojos estaban en llamas, si no fuese por su cambio repentino hacia otro lugar podría haber afirmado que me miraba como hombre... No como John su mejor amigo.
-Corres peligro al acostarte así conmigo- dije señalando lo que tenia puesto, que era solo una camisa que apenas le tapaba el culo y las bragas de encaje negra que me traía loco.
-Perro que ladra no muerde- dijo apagando las luces y subiendose en la cama, si hubiese sido otra mujer la que estaba así no dudaba en follarmela sin pensarlo.
Pero no podía porque de la que estábamos hablando no era ni más no menos que mi princesa, la cual debía cuidar con devoción.Me recosté a un lado de ella teniendo cuidado de que nuestros cuerpos no rozaran ya que no sabía de lo que yo era capaz de hacer, ya sabía que luego de estar dormida se refugiaría en mis brazos, pero para eso ya estaría dormida.
No se como sucedió todo, pero en un abrir y cerrar de ojos la tenia sobre mi, estaba bastante sorprendido por este movimiento brusco por parte de ella, en su mirada se veía arrepentimiento pero cuando pude creer que se bajaría de mi ya su boca estaba haciendo fricción con la mia.
Creía que la vida no me iba a dar para poder sentir esto que estoy sintiendo.. Su boca tan necesitada igual que la mia, demandaba atención por parte de mi, y ella sabía que yo se la iba a dar.
Mis manos por inercia se fueron a cerrar en sus caderas, solté un pequeño gemido al sentir sus pequeños dientes morder mi labio inferior...ella me ponía caliente.
Tenia que parar...
-Emms- dije separándome un poco de ella.
-¿Que pasa? - dijo regandome pequeños besos por mi mandíbula, si seguía así mi cordura no iba a durar mucho.
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Principes?...Solo en cuentos.
Roman pour AdolescentsEso de juzgar a alguien sin conocerlo es cosa de idiotas no de audaces, pero eso a Emma le va y le viene, John por otro lado quiere abrirle los ojos, de que no todos los hombres son iguales...Poco a poco se dará cuenta de la verdad?, eso no lo sé...