Prólogo

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CALEB POV'S

Beatrice lleva dos años en coma y aún no ha despertado a pesar de mis intentos.

Estoy haciendo todo lo posible para que abra sus ojos y no voy a rendirme tan fácilmente. Mi hermana merece vivir, tomó mi lugar sin yo pedirlo ni impedirlo. Ella se sacrificó y yo tengo que lograr lo que me propuse. Vuelve.

Durante este tiempo Cuatro ha sufrido, la soledad lo embarga pero no puedo decirle lo que estoy haciendo.

No quiero ilusionarlo porque si Beatrice no llega a despertar, él dolor será más intenso. Y aunque ni yo crea que esté pensando esto: Él y mi hermana no merecen lo que les está pasando.

Salgo de mi vieja habitación de cuando aún pertenecía a Erudición y me dirijo al laboratorio.

Las facciones ya no existen. Con el pasar del tiempo Chicago se ha convertido en una ciudad como las demás aunque sus habitantes no tanto, no todo puede cambiar tan drásticamente.

La mayoría de las personas se ocupan en trabajos parecidos a su antigua facción.

Los cordiales aún trabajan en el huerto. Algunos tienen escuelas o guarderías; les encantan cuidar a los niños.

Los eruditos trabajan innovando tecnología para hacer la vida más fácil. Hace poco descubrimos unos aparatos llamados celulares, nos podemos comunicar fácilmente no importando la distancia que esté de por medio. En cambio, otros optaron por la medicina.

Los veraces se convirtieron en abogados, jueces y más. Siempre buscando la verdad y la justicia para todos.

Los abnegados construyeron diferentes fundaciones de caridad. Entre esas varios refugios, ayudan a los necesitados y tratan a los enfermos.

Los osados continúan trabajando por la seguridad de la ciudad. Entre ellos se encuentran Cuatro y Christina, aún entrenan a los iniciados que quieren convertirse en guardias y policías para protegernos.

Los abandonados apoyan algunos proyectos o simplemente vagan por las calles como siempre lo han hecho.

El número de habitantes en Chicago ha aumentado considerablemente ya que el turismo en la ciudad se ha vuelto muy popular últimamente.

Cruzo el pasillo y cuando llego a la puerta la abro. Entro y enciendo la luz, el escritorio está lleno de sueros y fórmulas, algunos apuntes y varios libros. Me acerco y analizo lo que puedo hacer.

Suspiro cansado y despeino mi cabello a modo de frustración. Tiene que haber un suero, algo que funcione.

Retomo el trabajo que dejé ayer y lo acerco para verlo más cerca. El frasco contiene un líquido blanco y un poco espeso. Lo analizo con detenimiento pero inesperadamente cae al suelo cuando se resbala de mis manos al escuchar un fuerte golpe.

Veo los pequeños trozos en el suelo, se produce otro ruido y decido descubrir que ocurre.

Nadie ha entrado a la sede durante estos años ¿Quién puede estar acá?

Camino por el pasillo, paso por diferentes puertas hasta que mis oídos captan unos pequeños movimientos. Frunzo el ceño y trato de localizar su origen, puedo captar que provienen de ¿La habitación donde está Beatrice?

Camino rápidamente para comprobar lo que presiento y espero con todo mi corazón que esté equivocado. ¿Quién podría estar allí dentro? y... ¿Por qué?

Mientras más cerca estoy de mi destino, más se intensifican los ruidos que se producen adentro. Cuando llego pego mí oreja al metal y escucho murmullos, parecieran quejas.

Aún más confundido y con el corazón en la boca tomo la perilla con la intención de abrirla... pero lo pienso mejor. ¿Qué podría pasar si entro? ¿Cómo me defiendo de ser necesario?

Tomo aire y decido girar y abrir la puerta. Mi hermana está ahí dentro y tengo que protegerla, cueste lo que me cueste, como ella lo hizo por mi.

Mi corazón late tan rápido que puedo sentirlo palpitar en las venas de mi cabeza y manos. Las piernas me tiemblan y trago saliva para tratar de controlar las arqueadas que no tardan en llegar.

Miro por la habitación para buscar al intruso pero mis ojos solo logran captar lo que por tanto tiempo he estado buscando. Mi mundo se detiene cuando veo a Beatrice sentada en la camilla y a su lado, la pequeña mesa tirada juntos a cristales rotos originados de vasos.

Tiene una bata blanca y su cabello está alboroto. Camino poco a poco y cuando me encuentro a tan solo un metro de distancia levanta lentamente la cabeza y me mira.

Abro la boca para decir algo pero la palabras no salen de mi boca, es como si mis cuerdas vocales se hubieran quedado dormidas.

-¿Ca-Caleb?- pregunta con voz ronca debido al tiempo que no ha hablado. Está confundida y no la culpo, lo último que debe recordar es a David en la sala, disparándole.

-Beatrice- logró decir sorprendido. No puedo creer que haya funcionado, el suero que le inyecte ayer logró mi objetivo. Ella despertó, Beatrice despertó.

-¿Qué hago aquí?- cuestiona desorientada y se agarra la cabeza mientras hace una mueca de dolor. Debe de tener jaqueca, seguro son los efectos secundarios.

Sin darme tiempo a responderle mis pies se mueven hasta un pequeño mesón y tomo una botella de agua a temperatura ambiente. Vuelvo hasta donde se encuentra y le doy para que beba seguido de una pastilla para que su dolor de cabeza se calme y la jaqueca desaparezca.

-Toma, tienes que hidratarte- le digo cuando me mira dudosa. Finalmente acepta lo que le ofrezco y termina más rápido de lo que pienso.

-¿Qué pasó Caleb? ¿Por-por qué estoy aquí?- vuelve a preguntar. Suspiro y tomo aire nervioso. Restriego las manos en mi pantalón para quitar el sudor y tomo asiento a su lado.

-Beatrice, tienes que relajarte y tomarte todo con calma ¿Si?- me apresuro a decir para tranquilizar sus nervios... o los míos.

-Solo dime ¿Dónde está Cuatro?- sus palabras salen angustiadas y la comprendo pero no sé cómo decirle todo lo que ha pasado.

-Has pasado dos años y tres meses en coma Beatrice- es lo primero que digo y ella me mira sorprendida con un toque de confusión. Inhalo y exhalo antes de continuar. Tantas cosas que contarte e informarte hermana.

Hola unicornios 🌈 he pensado mucho en hacer esta historia y por fin me he animado, espero que les guste y me apoyen 😉.


Gracias por leer 💕

Amor destinadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora