- Slender...- oí decir mientras abría los ojos muy lentamente. - Slender...- oí de nuevo. Me asusté cuando me di cuenta de que, la persona que estaba diciendo eso, era yo.
- ¡¿Qué?!- dije levantándome de golpe. Intenté visualizar dónde estaba pero todo estaba a oscuras. Me levanté y agarrándome a la pared para sujetarme, di sin querer a un interruptor. Este hizo que la luz se encendiera y yo cerrará los ojos al recibir tanta luminosidad en los ojos. Lo veía todo demasiado brillante, y al andar me tambaleaba mucho. Si fuera otra persona diría que estaba drogada o borracha.
Ví que me encontraba en la sala de interrogatorios de antes, pero todo estaba roto. La mesa, el "espejo-cristal" que ahora estaba roto en mil pedazos... todo estaba completamente destrozado. Comencé a rascarme la espalda del picor que tenía.
No sabía que había pasado, ni quien había causado ese destrozo pero me podía hacer una idea.
Me tambaleé hacia la puerta de la habitación para intentar encontrar la salida de aquel lugar.
Salí al pasillo para encontrarme a muchos de los policías del cuartel muertos en el suelo con charcos de sangre rodeándolos. Una luz roja de emergencia alumbraba demasiado desde el techo girando sin control. Avancé por el pasillo de nuevo preguntándome tres cosas: Cómo saldría de allí, quién había hecho todo esto y porqué me desperté diciendo la palabra Slender, una palabra desconocida para mí.
Encontré una puerta abierta. Entré mientras me rascaba la espalda. Todo estaba igual que la otra sala. Los cristales rotos por el suelo reflejaban la luz roja del pasillo. Me rasqué la espalda fuertemente. Me picaba a horrores, ¿Qué me estaba pasando?
Salí de la habitación y caminé y caminé hasta que encontré la salida.
Salí a la calle y me di cuenta de que estaba amaneciendo. ¿Estuve inconsciente un día entero? Mi mente estaba saturada de preguntas. Mis ojos volvieron a ver las cosas con el mismo brillo de siempre y mi espalda ya no me picaba.
Ví varios coches de policía acercarse desde la carretera principal a la comisaría. Seguro que pensarían que había sido yo la que había ejecutado a los oficiales del cuartel.
Corrí hacia la parte trasera del edificio. Los policías estaban a punto de alcanzarme y un muro separaba la libertad de la cárcel.
"Es imposible..."- me dije a mí misma. Sabía perfectamente que yo no podía saltar tres metros y medio de muro.
- ¡Policía! ¡Ponga las manos sobre la cabeza!- dijo un oficial apuntándome con su arma.
Instintívamente intenté saltar el muro con los ojos cerrados para intentar no notar mucho el dolor al caer. Noté de nuevo ese picor en la espalda pero esta vez mucho mas fuerte.
Cuando me di cuenta mis pies tocaron el suelo y abrí los ojos. Estaba fuera del muro. Recuerdo haber oído disparos mientras saltaba pero no me dio ninguno.
Noté de nuevo algo en la espalda y un picor insoportable. Me la toqué intentando averiguar que era cuando algo se movió en ella. Solo lo pude tocar un segundo, pero noté que era blando y se movía como si no tuviera huesos. Cuando volví a tocarme la espalda ya no tenía nada. Me rasqué la espalda desesperadamente esperando que se pasara el picor, pero hasta después de unos minutos no se me quitó.
Oí a los policías correr para rodear el muro de ladrillo. Salí corriendo hacia mi casa todo lo rápido que pude.
Cuando llegué todo estaba igual que antes. Me aseguré de que no hubiera nadie en la calle y entré en la casa.
Lo primero que hice al entrar en mi casa fue ir al baño a verme la espalda. Ahora me escocía, seguramente, porque la tenía irritada.
Me quité la camiseta y me horroricé.
Mi espalda estaba llena de arañazos que me había hecho al rascarme. Estaba completamente roja y de un arañazo salía un poco de sangre. Cogí un trozo de papel y rápidamente me la limpié. Me fije en que no era sangre, era otro liquido, rojo muy oscuro y mas espeso que la sangre.
Iba a ponerme la camiseta de nuevo cuando algo me llamo la atención. Era extremadamente fino, casi no se veía. Observé cuatro cortes que formaban un cuadrado a lo largo de mi espalda. Eran largos y delgados, y completamente iguales. Extrañamente, eran los que menos me dolían, solo... picaban.
Algo asustada, volví a colocarme la camiseta y me dirigí al sofá.
Estaba harta de vivir allí, todo estaba quemado y me extrañaba que no echaran todo el edificio abajo. No tenía luz ni agua, ni nada... ¡Todo era una grandísima mierda!
Después de pensar y pensar como poder hacerme con más dinero, o por lo menos con más cosas, y poder vivir decentemente, caí en que la única manera posible para mí era robar.
Cambié mi ropa por unos pantalones largos negros y una sudadera azul oscura. Me puse mis converse y salí a la calle. Tampoco disponía de mucha ropa...
Fui andando con la capucha en la cabeza esperando que nadie me reconociera -en especial la policía- hasta que llegué al centro de la ciudad. La gente presumida y las adolescentes pijas con más maquillaje que cara y ropa extremadamente cara, me miraban con desprecio y asco. Como odiaba a esa panda de putas baratas...
Después de andar bastante me encontré delante del centro comercial más grande de la ciudad.
"Que comience la fiesta"
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¿¿Qué pasa chavales?? ¿Todo bien? ¿Todo correcto? Y yo que me alegro hombre, yo me alegro por ti (al mas puro estilo Auronplay)
He subido capítulo antes para daros las gracias e informaros de que, oficialmente, ¡Me ha estallado la cabeza! ¡Más de 1000 leídas! Muchas gracias, en serio, me estáis haciendo muy feliz por todo vuestro apoyo, vuestros comentarios, votos y demás. Puede parecer una tontería, pero para mí no lo es :D
Espero que os siga gustando mucho la novela. Aquí os dejo mi Twitter (GirlTerrorWTP) por si queréis hacerme alguna preguntita o lo que queráis. De verdad, muchas gracias por todo ;) besos <3.
- GirlTerror
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Solo yo puedo verle
FanfictionSolo yo puedo verle sin morir en el intento, solo yo puedo sentirle, pero cuando el resto de la gente se da cuenta de que Él ha estado entre ellos... ya es demasiado tarde...