Estaba perdida en el sabor de sus labios, era adicta a ellos, al igual que un borracho respecto a su bebida favorita. El tacto de mis manos contra su pecho desnudo, la manera en la que él sostenía mi cintura tras dejar al descubierto la zona superior de mi cuerpo, cada roce entre ambos. Todo en él me hacía olvidarme de este mundo, de nuestras diferencias, de las peleas.
Sin embargo, nuestra burbuja no tardaría en ser pinchada, ya que mientras ambos estábamos muy implicados en nuestra labor, la cual consistía en seguir devorándonos el uno al otro, la puerta del cuarto de descanso se abrió, dando lugar a la mismísima Catherine Avery.
–¿Así que es ella? ¿No piensas presentarnos, hijo? –Le cuestionó, y yo me sentí morir allí mismo.
–¡Mamá! ¿Qué crees que haces? ¡Sal de aquí! –Jackson intento cubrirme con la sábana.
–Jackson, hijo, no alces la voz. Así no es como tu madre te educó. –Exclamó tras cruzarse de brazos. Luego procedió a observarme de arriba a abajo. –Se te deben estar pegando los malos modales. Y no te molestes en cubrirte, querida, ya he visto lo suficiente.
Increíble. No solo nos había interrumpido, sino que procedía a insultarme en mi propia cara. Estaba sorprendida, quiero decir, había oído que Catherine era una mujer difícil de tratar, la propia April me había contado su experiencia, pero jamás pensé que seria de esta forma la primera vez que nos cruzaríamos. Apunto de tener sexo con su bebé. Definitivamente no era una buena forma de conocernos.
Jackson se sentó en la orilla de la cama y apoyó su mano en su frente en señal de cansancio. – Mamá, por favor. Hablaremos en un momento, ¿si? –Su madre salió de la habitación luego de lanzarme una mirada no muy grata. –Te presento a mi madre.
– ¿Por qué no me dijiste que tu madre estaría aquí? ¡Voy a matarte! –Me levante de la cama y comencé a caminar por la habitación.
–No sabía que ella vendría, y de saberlo no te lo habría dicho, sino hubieras escapado a la otra punta del país.
–Ahora es ella quién quiere enviarme allí, ¡me odia! –Estaba histérica, aquello no podía haber empezado peor.
Se acercó a mí y posó sus manos en mi cintura. Comenzó a besar mi cuello. –No seas exagerada, no ha visto nada.
–Claro que no, solo ha visto como profanaba a su bebé. –Exclame con sarcasmo. Sentí su risa junto a la piel de mi cuello mientras me acercaba aún más a su cuerpo.
–No puedo decir que me quejo –lo golpee juguetonamente y me acercó para darme un pequeño beso. –No planeaba que la conocieras tan pronto, pero ya que esta aquí te la voy a presentar apropiadamente.
–No lo consideraría apropiado teniendo en cuenta de que conoció a mis senos antes que a mí. –Me coloque el uniforme nuevamente. –Además, no creo que sea una buena idea, no quiero hacerlo ahora.
–¿Te asusta mi madre? –Parecía divertido con la situación.
–Claro que si, ¡ella asusta a todos! –Si bien Jackson y yo llevábamos cerca de un año saliendo, aún no habíamos hablado de conocer a nuestras familias. Mis padres ya sabían de nuestra relación, jamás me había gustado ocultarles las cosas, pero en cambio Jackson había decidido no mencionarle nada sobre nosotros a su madre, alegando que ella era demasiado entrometida. No es que me molestara, había escuchado muchas historias sobre la famosa Catherine Avery, y no tenia ninguna prisa de ser participe de algunas de ellas.
Mi busca sonó, indicando que me necesitaban en la sala de emergencias. –Salvada por la campana –dije guiñándole un ojo para luego salir corriendo.
