Capitulo 2

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La vida había cambiado. Los meses comenzaron a pasar demasiado rápido y el vientre de Astrid crecía cada vez más, parecía un globo apunto de explotar. Para su quinto mes de embarazo tanto ella como Hiccup habían terminado la secundaria. Para cuando Hiccup llevaba un tiempo en la universidad ella ya tenía ocho meses. 

Tal como Astrid dijo, su tía huyo apenas ella llegó a la mayoría de edad. Pero al hacerlo pudo tener acceso a la generosa herencia de sus padres, diez mil dolares nunca venían mal y menos con un niño en camino. Un niño que necesitaba calor, ropa, comida y pañales. Ella y Hiccup se mudaron a la casa de la futura madre, donde con ayuda de sus amigos habían comenzado a arreglar un cuarto para el bebe. Ya sabía que iban a tener una niña.

Durante el verano Hiccup consiguió trabajo para poder generar un poco más de dinero para su familia. Astrid había decidido no ir a la Universidad, así Hiccup podría seguir con su beca y ella cuidaría a su niña. 

Aún así nada era sencillo. Hiccup y ella vivían discutiendo y pocas veces estaban de acuerdo. Sus peleas cada vez se hacían más constantes y llegaba un punto en que dormían en cuartos apartados. Si bien nunca tenían un motivo fijo para discutir, todo iba relacionado al embarazo.

-¡¿Sabes que?! ¡Fui una idiota al pensar en que tu podrías ser un padre!-gritaba Astrid mientras cenaban.- ¡No eres más que un inmaduro!

-¿A si? ¡Pues soy lo único que tienes! Y no te creas que ese bebe es afortunado de tenerte como madre, de seguro te encargaras de hacernos la vida imposible a los dos. Como la bruja que eres.-devolvía los gritos Hiccup.

-¡TE ODIO! ¡ODIO ESTO! ¡TU ME HICISTE ESTO! ¡Estoy gorda y estoy fea por tu culpa!-lloraba Astrid.

-¡LO DEJE TODO POR TI!

-¡NO TE PEDÍ QUE LO HAGAS!

Y así, sus peleas podían seguir por horas y horas. Pero aún así nunca se separaban, pues en los momentos que no se gritaban, esos pequeños y cortos momentos en los que pensaban con felicidad su futuro con su bebe, esos valían la pena cualquier discusión. Como cuando iban a su parque favorito. Un día, cuando Astrid apenas entraba al octavo mes decidieron tener un día de campo en el parque. El vientre de la chica estaba enorme y a Hiccup le encantaba sentirlo. Ambos estaban acostados boca arriba mirando las nubes, era algo que les encantaba hacer en sus primeros meses de novios. Sus manos estaban entrelazadas y sus ojos pegados al cielo. 

-Lamento lo que te dije ayer... durante nuestra pelea, no eres un idiota-dijo Astrid- Es solo que... las hormonas están cada vez más fuertes. 

-No, tenías razón... yo soy el monstruo que le grita a una mujer embarazada-se disculpo Hiccup- Se que serás una gran madre.

-Sabes. No hemos pensado en un nombre aún.-recordó Astrid- ¿Te parece comenzar a tener opciones? Solo faltan unas semanas.

-Claro-dijo Hiccup- Ruth.

-Nah, me suena a nombre de vieja.-lo descarto Astrid- ¿Anna?

-¿Como mi prima Anna?

-Olvidalo. Charlotte.

-Mm... no me convence...-admitió Hiccup- ¿Que tal... Penelope?

-Muy largo, prefiero un nombre corto como... Pía.

-Por favor ese no, me suena a que vamos a tener un pollo.-bromeo Hiccup a lo que Astrid le dio un pequeño golpe en chiste- Pero... me gusta Mía.-Astrid quedo pensativa un momento.

-Mía Haddock, si, me gusta.-sonrío la chica.

Pero un día, todo termino. Hiccup estaba en un examen de la Universidad, había pasado toda la noche estudiando para ese momento, pero aún así le daba trabajo concentrarse con su teléfono vibrando cada cinco minutos en el bolsillo de su pantalón. Un millón de pensamientos comenzaron a azotar su mente. ¿Que podía ser tan importante? Todos sus amigos sabían que hoy iba a rendir. Sentía una gran desesperación por tomar el maldito teléfono y saber que estaba sucediendo. Hasta que vio a Jack entrar corriendo al salón de exámenes. El profesor lo miro ofendido y le pregunto que creía que hacía. Hiccup vio como su amigo se acercaba y le decía algo a su profesor que abrió los ojos y busco por todo el salón con la mirada hasta que se topo con los ojos de Hiccup. 

Un Padre Adolescente, una historia conmovedora-HiccelsaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora