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05 enero 2013, Busan, Corea del sur.

12:00 am.

Segundo asalto


°


Park y Jeon estaban listos nuevamente para invadir una vez más la mansión en completo anonimato a la cuál ya habían asaltado hace cinco días atrás.

—Bien, Park, hemos llegado.— Murmuró Jungkook colocándose su pasamontañas, mirando cada lado de la casa.

—Lo se, no estoy ciego, idiota.— Jimin soltó, imitando la acción de su colega.

—Nada más decía yo.— Devolvió inocentemente.

Tanto Jimin con Jungkook estaban dispuestos a descubrir el por qué está mansión estaba en completo anonimato, querían creer que el que propietario estaba de vacaciones... Pero no.

En la puerta de la entrada, ya no se encontraba la marca que habían dejado hace días.

Un escalofrío recorrió la espina dorsal del pelinegro, tragando fuertemente saliva.

—Esto me parece muy extraño, P.— Susurró Jeon.— Pero si nos quedamos aquí parados en medio de la calle jamás descubriremos quién es el que se quiere pasar de listo con nosotros.— J dió enormes zancadas hasta llegar a las enormes rejas negras, comenzando a trepar estás con una gran agilidad.

—Calmate, Spiderman, sabes que tengo las piernas cortas.— Se burló Jimin, imitando al desesperado de curiosidad.

Los pequeños criminales se dirigieron a la puerta principal, con cierto temor, Jungkook saco sus herramientas y romper el candado de la puerta.

—¿Te digo la verdad? En estos últimos años que hemos estado robando, nunca me sentí tan nervioso por robar una mansión como lo estoy ahora...— Susurró regresando a su lugar las herramientas y al conseguir abrir el candado y dejarlo muy cuidadosamente en el suelo.

Para ser honestos, Jimin también se sentía nervioso, una parte de el le decía que escaparan del lugar pero la otra le decía que se quedarán y robaran todo lo que pudieran.

Pero no, son lo bastantes tercos para escoger la segunda opción, BusanBoys no le teme a nada al momento de asaltar.

—Calla y saca las bolsas.— Ordenó el pelinegro, extendiendo su mano para que el castaño le dejara su bolsa en su mano y empezarán la misión. Aunque Jimin quería ir rápidamente a la habitación misteriosa a sacar las bolsas restantes de joyas.

Nuevamente, metieron adornos costosos, monedas antiguas, dejaron la propiedad de cabeza, pero si necesidad no estaba del todo satisfecha, ambos chicos subieron las escaleras en busca de la principal presa.

Jimin creía que todo había salido perfecto al plan, pero no sabían que alguien los estaba vigilando de su oficina.

—Mierda, P, esta puerta no estaba con llave antes, maldición.— Gruñó Jungkook dejando las bolsas en el piso y sacar de nuevo sus herramientas para abrir el pestillo de la puerta.

Bingo.

Ambos jóvenes desesperadamente entraron, mirando las mismas bolsas en su mismo lugar, ambos se miraron extrañados frunciendo el ceño y se acercaron decididos a tomar las bolsas y salir huyendo del lugar lo más rápido posible.

Pero los desconcertó el azote repentino de la puerta seguido del seguro de esta.

Se quedaron estáticos, mirando la puerta a pesar de la oscuridad, sus pieles se erizaron. Querían pensar que sus pies estaban pisando una casa embrujada y que eran demonios los que rondaban por el lugar.

Welcome, Little » Yoonmin - 윤민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora