Llegue corriendo al piso que compartía con mi mejor amigo llamado Luke Hemmings.
Me aseguré que él no estuviese en el piso y entré al cuarto de baño de mi habitación. Cogí un neceser azul en el que guardaba mi maquillaje junto a mis dos navajas. Cogí una de ellas, estaba muy afilada. Me senté en el suelo mientras lloraba y me fui haciendo un corte tras otro mientras pensaba en mi asquerosa vida.
Desde pequeña me hacen bullying, sólo tengo un amigo y ese es Luke, soy como el bicho raro del instituto, además estoy gorda y soy fea, no se como Luke, que es de los populares, pudo ser mi amigo. Esta mañana desde el principio fue mala.
Flashback.
Al llegar al instituto ahí estaban esos estúpidos insultándome, yo únicamente agachaba la cabeza y seguía mi camino, pero uno de ellos me hizo una zancadilla y caí de bruces contra el suelo. Todo el mundo ahí reía. Contení mis lágrimas, reuní todas mis cosas y seguí mi camino. Durante las clases me lanzaban bolitas de papel con todo tipo de mensajes no bonitos. En el recreo cuando fui a la cafetería un idiota dijo:
- Eh gorda, a ver si no comes tanto que pareces una morsa.
Y después volvieron a decirme más palabras feas, y solo quería huir de ahí, largarme de este mundo, desaparecer.
Fui corriendo al baño tras tirar mi comida y me metí los dedos para luego acabar vomitando. Así hasta tres veces.
Las siguientes tres horas fueron igual que las otras, con más dichosas bolitas, ya ni las leía, ¿para qué?
Cuando sonó el timbre de la última clase, recogí rápidamente mis cosas y me fui corriendo hacia casa.
Fin flashback.
Ya llevaba 8 cortes cuando la puerta se abrió de un portazo. Luke me vio y rápidamente me quitó la navaja de la mano.
- ¿PERO QUE HACES? - me gritó.
- Devuelvemela - únicamente musité extendiendo la mano.
- No - dijo serio.
- ¡Joder, que me la des! Tan sólo quiero desaparecer de este mundo. Así que devuelvela - grité y sentí que me abrazaban.
- Lo siento por no protegerte, lo siento, lo siento, lo siento - repetía una vez tras otra - soy tu mejor amigo y mira, no soy capaz de hacer nada para protegerte.
- Luke...
- Shhh... ___ no quiero que lo hagas más, no podría si algo te llegase a suceder. Prometeme que no lo volverás a hacer. - me miró a los ojos. Esos ojos azules que tanto me gustaban. De los que estaba completamente enamorada. Esos que ahora me miraban fijamente.
- No sé si podré - agaché la cabeza y él me la levantó con delicadeza.
- ___ yo te ayudaré en todo, no quiero ver sufrir más a la persona que amo - eso me cogió desprevenida. - La próxima vez, si no lo pudiese evitar, en vez de cortarte, llámame, sea a la hora que sea, yo vendré contigo, esté donde esté. ¿De acuerdo? - Asentí - Te amo.
- Y-yo - me calló dulcemente con un beso tierno y lleno de amor. Nuestros labios encajaban a la perfección. Sus labios sabían a una mezcla de menta y chocolate, deliciosos. Nos separamos por falta de aire, los dos teníamos la respiración agitada. Le agarré la cara suavemente por las mejillas. - Yo también te amo - y lo besé, un beso mas desesperado y feroz que el otro, pero aún así perfecto.
- Entonces... - se rascó el cuello, como siempre que estaba nervioso - ¿te gustaría ser mi novia?
- No - dije seria, y al instante comencé a reír de la cara que había puesto. - Claro que sí Lukey - sonrió y me volvió a besar.