Ghost

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Abrí mis ojos y un frío recorrió mi cuerpo, las paredes se cierran y el pecho me duele, ¿Cómo fue que terminamos así?
Odio no saberlo, y a nadie parece importarle.

Hay un hombre, al cual pretendo recordar, aunque la verdad es que no tengo ni idea de quién es, ni por qué me trata como si nos conociéramos de toda la vida. Siempre viste elegante, y dice estar protegiéndome, pero no soy un niño, no lo necesito.

No quiero levantarme, pero al cerrar mis ojos me aterra la posibilidad de verlo.
Me dirigí hacia la cocina y abrí la nevera buscando algo de tomar, cuando sentí una presencia detrás mío. Sé perfectamente lo que me espera.

—¿Por qué esa cara, has visto un fantasma?— Dijo entre risas. Aquí vamos de nuevo. Frente a mí está Jonathan, o lo que queda de él.

—Jonathan... No sabía que estabas ahí.

—Eso es porque acabo de llegar, no digas que no notaste mi ausencia.— Contestó con un aire egocéntrico.

—Como si alguna vez estuvieras aquí.— Tomé el vaso de agua que había servido y volví a mi habitación, sin energías para esto.
Jonathan me sigue, siento su mirada como un cuchillo en mi espalda. Al darme la vuelta lo veo dirigirse hacia la habitación de en frente, donde desaparece cerrando la puerta.

Estoy atrapado, otra vez. No quiero pasar otro segundo junto a él, así que comencé a correr a toda velocidad, esperando perderme en algún camino, lejos de aquí.

Pero no puedo perderme aunque lo intente, este lugar es lo suficientemente pequeño como para conocerme cada rincón, siempre los mismos rostros, siempre un nuevo día, igual al anterior.

Veo sus expresiones sin vida, algunos yendo a trabajar, grupos de amigos que no hablan entre ellos si no con personas que están lejos, rara vez se escucha algún niño riendo y correteando por ahí, pero nunca falta el padre gritándole que pare.

Ya agotado, me recuesto bajo un roble viejo en un parque cercano. Por alguna razón en este lugar me siento como en casa.

“Estás enfermo.”

“Solo piensas en ti, ¿verdad?”

“Eres inútil, inútil, inútil.”

“¡No vuelvas a acercarte a mí!”

Voces que no reconozco nublan mi mente, cada vez mas fuertes, y estoy aterrado. Intento alejarlas, pero he perdido el control.

¿Es esto en lo que me he convertido? Desearía volver el tiempo atrás.

—¿Dio?— Una voz familiar aleja mis pensamientos. —¿Dónde diablos estabas? Estuve buscándote por horas.— El hombre de traje me toma por la muñeca, obligándome a caminar junto a él.

—Sólo... salí a tomar aire fresco.— Contesté aún sin volver del todo a la realidad.

—¿Tienes idea de la hora que es?— Miré hacia el cielo observando que apenas se asomaba el sol, y el hombre que sostenía mi brazo no dejó de regañarme durante todo el camino.

Lo que pareció una eternidad después, subí a mi habitación, dejándome caer en la cama. La puerta se cerró detrás mío, seguida de un suspiro.

Como si pudiera leerme la mente, escuché una cálida voz detrás de la puerta.

—No te preocupes por lo de hoy, llámame si necesitas algo.— Cubrí mi cabeza con la almohada en un intento de ignorarlo.

Sé que él se preocupa por mí, y realmente estoy agradecido, solo que tal vez debería aprender a demostrarlo.

Inferno © [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora