(Verano de 1886)
-¡Dio! ¡A que no me atrapas!
Con dieciocho años, aún jugaban y reían como si fueran niños.
-¿Quieres apostar? -El rubio comenzó a caminar lentamente en dirección a Jonathan, con una sonrisa desafiante en su rostro.
-Lo que quieras. -Soltó una pequeña risa nerviosa mientras se echaba a correr.
Se persiguieron por todo el parque, rodeando árboles y esquivando piedras hasta cansarse. Jonathan se detuvo un momento a tomar aire, y el otro no tardó en aprovechar la oportunidad. Fue directo hacia él a toda velocidad, levantándolo sobre su hombro.
-¡No es justo! ¡Bájame! -Se quejó dando pequeños golpes en su espalda. Dio hizo caso luego de llevarlo hacia el árbol en el que estaban antes, donde Speedwagon los observaba.
-Gané. -Plantó un rápido beso en los labios del otro.
-Ya, ya, felicidades. -Dijo dándole un empujón.
-No van a crecer nunca, ¿Verdad? -Rió Speedwagon.
-No es algo que esté en nuestros planes.
-Es más divertido así.- Lo respaldó Jonathan.
Quién podría haberse imaginado...
Y así, pasaron toda la tarde. Entre risas, juegos y algún que otro beso.
Speedwagon simplemente era feliz al verlos, tan unidos a pesar de todo, llenos de vida. Cualquiera se daría cuenta de que tenían un futuro juntos por delante.-No vayan a...- Fue interrumpido por un golpe en el suelo- ...caerse.
Los observó conteniendo su risa, Dio había caído encima de Jonathan al intentar atraparlo una vez más, y ahora había empezado una guerra de cosquillas.
-¡Basta! ¡Me rindo! -Dio se echó en el suelo a su lado, respirando con dificultad.
-Pero... ¡No puedes rendirte! -Volvió a atacar.
-Hey, tortolitos. Ya es hora de irnos.
-Unos minutos más... -Dijeron al unísono.
-Tienen que estudiar mañana, vamos. No me hagan quedar como un padre viejo. -Constestó riendo.
Se levantaron tomándose de las manos y sacudieron la tierra que había quedado en sus ropas, para luego seguir a Speedwagon mientras se marchaban. A medio camino éste se detuvo, volteando a verlos.
-¡Sonrían! -Les tomó una foto apenas dándoles tiempo a reaccionar, sus ojos brillaron al ver sus sonrisas.
Esa noche, ya muy tarde, Dio despertó al escuchar un ruido, y se volteó para ver a su lado esos ojos azules en los que siempre se perdía. Llegó a verlo dejar un lápiz en el suelo y esconder aquella foto bajo la almohada.
-¿Que has escrito para mí? -Intentó alcanzarla.
-No. -Jonathan le dió un pequeño golpe en la mano, alejándola.- Vas a leerlo... Cada vez que te sientas solo.
-Eres la persona más cursi que conozco, ¿Lo sabías? -Le sonrió acercándose aún más.
-Así me quieres.- Tomó el brazo del otro y se dió la vuelta, envolviéndose en un cálido abrazo hasta que el sueño les ganó.
Que todo terminaría así.
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Inferno © [Editando]
Ficción GeneralNo sé lo que pasó ese día, no logro recordar absolutamente nada, lo único que me queda es el recuerdo de un caballero, siempre dispuesto a ayudar con una sonrisa en su rostro; Jonathan Joestar. Pero desde entonces, parece que todo lo que alguna vez...