1: Somos capaces de cambiar, y capaces de ser lo mejor que podemos ser

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Abrió los ojos, el sol entraba por la ventana y no tenía ganas de levantarse. Sentía el cuerpo pesado, cansado, de hecho hacía semanas que se sentía así. Además de que cada mañana debía correr al baño a vomitar, vivía en una nausea perpetua.

Se levantó, entró al baño y se duchó, la ducha le ayudo a espabilarse, pero aun así, el cansancio seguía allí.

Se vistió y fue a desayunar, encontrándose con su abuela.

—Buenos días yaya la saludó, dándole un beso en la mejilla.

—Buenos días guapo —le saludo sonriendo La Calduch, tomó sus cosas, listo para irse al instituto.

—¿No vas a desayunar antes de irte? —pregunto, mientras bebía su té y leía, atenta, el guion de la obra que estaba a punto de estrenar.

—Uhmmm no, no, no tengo ganas, además se me hace tarde, ya comeré algo en la cantina —no pudo evitar mirar con asco el desayuno y finalmente salió apresuradamente hacia el Ángel Guimerà.

Llego al instituto, faltando poco para que sonara el timbre.

Saludo a Tània sonriendo.

—Hola Tània —beso su mejilla, ella le sonrió.

—Hola Bruno ¿Cómo estas? —la rubia tomó asiento en el pupitre que estaba delante del suyo.

—Pff tía, ni te imaginas. A cada rato corriendo al baño, no doy más —contesto mientras se apoyaba contra el pupitre, cansado y lentamente iba cayendo en una letargia, hasta que finalmente cayo completamente dormido. 

Un golpe seco contra su pupitre hizo que se despertará sobresaltado y desorientado, observo a su alrededor, y vio que estaba en clase y su padre lo miraba, serio "Joder, me quede dormido en medio de la clase de Filo... Va a matarme" pensó.

—Bruno, hijo, ¿Cuál es la relación entre Immanuel Kant y Los Presocráticos?

Se quedo mudo, sin saber que responder, y Merli sonrió, complacido. 

—Sí, eso pensé. A mis clases no se viene a dormir, ya os he dicho que los quiero despiertos y alerta, para dormir os recomiendo que os quedéis en sus casas —por el rabillo del ojo vio a Gery, Pol y Marc tratando de no reírse de la vergüenza que le estaba haciendo pasar Merli.

—Ya hablaremos mas tarde tú y yo —susurro su padre contra su oído y continuo dando clase.

Estaba frito. Merli odiaba que sus alumnos se quedarán dormidos en sus clases o no le prestarán atención. 

Cuando toco la hora del patio, algunos decidieron ir al parque. 

—Joder tío, que fuerte, te has quedado dormido en medio de una clase de Merli —rio divertido Marc, lo miró con cara de pocos amigos y se recargo en el regazo de Tània.

—Ya, pero es cierto tío, te has quedado dormido y eso es raro en ti —murmuro Tània mientras le acariciaba el cabello. 

—Que va tía, simplemente estaba cansado y decidí dormir —sonrió de lado y luego le dio un mordisco al bocata que estaba comiendo, en ese mismo instante su estómago se revolvió, provocando que se levantara de un salto y saliera corriendo al baño.

Apenas llego al baño, comenzó a vomitar lo poco que había ingerido y cuando salió se topo con Pol que lo miraba, serio.

—Eh ¿Estás bien? —le pregunto el rubio, preocupado. 

Asintió, mientras se enjuagaba la boca. 

—Ya, pero en serio que estás raro tío, te has quedado dormido en clase y corres al baño a cada rato ¿Seguro que no te pasa nada?

Lo miró, suspirando y mordiéndose el labio. 

—Pol, estoy bien, no te preocupes tío, simplemente estoy algo cansado y seguramente el bocata estaba malo —le respondió sonriendo, aunque se dio cuenta que el rubio no quedo muy convencido con su respuesta, salieron del baño y regresaron con los demás. 

El resto del día transcurrió normal, después del patio tocaba literatura catalana con Hitler e inglés, que sinceramente le daban un palo de aquellos, pero no le molaba hacer pellas por lo que tuvo que aguantarse hasta la hora de la salida. 

Cuando salieron de clases, Tània y él fueron a su casa, aprovechando que su padre se iba con Gina y su abuela tenía ensayo hasta tarde.

Estaban sentados en el sofá y ella saco el tema de esa mañana.

—En verdad tío, has estado actuando muy raro últimamente, te quedas dormido en clase, andas cansado todo el tiempo, tienes nauseas y vómitos por las mañanas, me haces recordar a cuando mi prima Marta estaba embarazada, tenía los mismos síntomas que tú. Sabes, si no te conociera tan bien diría que estás en cinta —dijo sonriendo, pero lo que le dijo le cayo como un baldazo de agua helada, no podía ser, no, se negaba a pensar en esa posibilidad, aunque...

¿Y si era cierto? ¿Y si había una mínima posibilidad de que quizás...? No, se negaba a tan siquiera pensarlo, simplemente eso no era posible ¿O sí?

De repente Tània lo saco de sus cavilaciones —Bruno, tío ¿Estás bien? te has quedado flipando.

Ella movía su mano delante de su rostro.

Empezó a reírse como si fuera un maldito histérico de lo que su mejor amiga le había dicho anteriormente.

¿Qué dices tía? Es que es imposible que este embarazado, quiero decir no es imposible, pero no he tenido relaciones desde... —se quedó mudo, rememorando.

—Desde... —ella le animó a seguir. 

—Desde que me lie con Pol cuando regrese de Italia. Hace un mes o algo así —murmuro, apenas susurrando.

Ella lo miro con los ojos abiertos de par en par.

—Estoy flipando tío. Y si... Quizás hay una mínima posibilidad de que tú... ¿Estés esperando un hijo de Pol? —insinuó ella, la miró como si le hubiera salido una segunda cabeza.

—¿Qué dices tía? Es imposible, quiero decir, bueno no, no es imposible, pero no tía, simplemente no, me niego a tan siquiera pensarlo —exclamo, algo alterado, aunque la gran duda le asalto con fuerza y decidió hacerse una prueba de embarazo, solo para descartar lo que ya sabía.

Salieron del departamento y fueron a la farmacia que estaba al otro lado de la calle, por miedo no se animó a entrar, por lo que Tània tuvo que ir y comprar la prueba ella.

Regresaron al apartamento y se encerró en el baño. 

—¿Y bien Bruno? ¿Qué dice? —pregunto, impaciente.

—Espera tía, aun no me la he hecho —le contestó mientras leía las instrucciones, una vez que las memorizo, procedió a hacérsela y puso a correr el cronometro, esperando que pasaran aquellos benditos 3 minutos que parecían una eternidad. 

Cuando sonó el reloj, observó el resultado, palideciendo, lo que vio lo había dejado en shock, abrió la puerta del baño y se encontró cara a cara con Tània, quien lo miraba, impaciente y preocupada.

—¿Y bien? ¿Qué dice? —volvió a preguntarle.

Aun no se lo creía, estaba completamente en shock. 

—Es positivo —murmuro de manera automática, seguía en shock, sin creérselo.

Estaba esperando un hijo de Pol.

9 meses [EN EDICION] (Merli/Brunol/Mpreg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora