Dos

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Puede que parezca una tontería, una estupidez o una locura, pero tuve la sensación de que él, había entonado una cierta melodía al pronunciar aquellas palabras. Fue algo extraño. El tipo que parecía llamarse Mark, estaba muy seguro de las palabras que estaba utilizando como saludo y del tono melódico que las acompañó. Contesté.

—Hola. Buenas noches.

—Buenas noches.— repitió mi saludo de manera cortés.—¿En qué puedo ayudarla?

El acento de aquel hombre de cara desconocida, era bastante extraño y muy lejos de ser el acento tradicional norteamericano. Parecía inglés. 

Con amabilidad, pregunté si tenían disponible una habitación para aquella misma noche. Mark explicó que no había ningún problema con alojarme en ese momento. Satisfecha por la positiva respuesta, pedí que reservara una habitación. Facilité mis datos personales e hizo la reserva inmediatamente.

—Muy bien pues, su habitación estará lista cuando llegue.

—Muchas gracias.

—No hay problema. ¿Quiere que un taxi pase a recogerla al aeropuerto?

Intenté no reírme al ver que el muchacho creía que acababa de aterrizar en Las Vegas y me encontraba en aquellos instantes en el aeropuerto. Y la verdad, no me pareció mala idea que un coche viniese a recogerme: llevaba equipaje pesado y no era nada seguro caminar con la gran maleta por Las Vegas, a altas horas de la noche. Así que acepté la propuesta del recepcionista y le di la dirección donde estaba realmente. El muchacho se disculpó por la otra línea del teléfono y me dijo que el taxi estaría delante de la puerta del hotel en diez minutos. Antes de colgar, agradecí mucho por el favor y a Mark por su amabilidad. Él le quitó importancia al asunto y me deseó un buen viaje en taxi. Me despedí del tal Mark y colgué.

Recogí lo poco que tenía esparcido por la habitación y bajé al lobby para esperar al taxi. En exactos diez minutos, el coche apareció delante de la puerta del hotel. Decidida por la descabellada decisión de última hora, me fui en aquel coche en dirección al Tranquility Base Hotel and Casino, sin decir nada a nadie: ni a mis compañeros, ni a mis jefes y ni siquiera a Wayne, que se encontraba más entretenido con las secretarias de mis superiores.

Las luces de la pecaminosa ciudad del vicio pasaban por mi ventanilla, resplandeciendo a una cierta velocidad. Un espectáculo digno de ver gracias a la cantidad de lucecitas chispeantes de colores que daban vida a los carteles, fachadas de hoteles y casinos, hasta incluso fuentes artificiales mágicas. Quedé, en cierto modo, encandilada. Me di cuenta de que el taxista, se estaba dirigiendo a una zona más tranquila, lejos del ruidoso centro de la ciudad. Finalmente, el taxi paró delante de la entrada principal de aquel hotel que tanto me inquietó desde el principio. Era el único edificio alto de aquel lugar; alto como los hoteles del centro pero la única iluminación que había, eran unas luces verdes que hacían columnas de luz a lo largo de la fachada, muy estilo Art Déco.

Pagué al conductor y me ayudó a sacar la pesada maleta. Una vez que el taxi había desaparecido calle abajo, miré por última vez hacia el cielo, intentando descifrar cuantas plantas tenía aquel monstruoso hotel-rascacielos. Comprobé que fuera el lugar indicado y sí que lo era: "Tranquility Base Hotel and Casino" lucía inscrito, en una placa dorada pegada en una pared de mármol.

Ya no había vuelta atrás. La decisión de disfrutar aquella ciudad por mi cuenta, había llegado y tenía que tomarla. Entré vacilante por la dorada puerta giratoria de cristal y entonces, observé el interior del misterioso hotel.

De estilo refinado y clásico, allí albergaban recreaciones de esculturas de dioses y semidioses romanos en mármol blanco. La recepción del hotel era espléndida y realmente peculiar. Tenía algunos toques modernos poco visibles, pero lo que más llamaba la atención era la casi total oscuridad del sitio, como si fuera un club por dentro: iluminado por unas pocas luces de neón azul eléctrico. La luz central, se encontraba en el mostrador de la recepción del inhóspito lugar. El recibidor del hotel, albergaba un estilo conservador digno de un palacio inglés. Ver aquella explosión de estilos, esparcidos por toda la sala, era divertido de contemplar. Me dieron ganas de conocer al propietario del hotel y preguntarle por aquel barrido de estilos tan diferentes.

Tranquility Base Hotel and CasinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora